sábado, 17 de noviembre de 2018

El voto a Susana Díaz y la izquierda honesta

Tras la victoria de Pedro Sánchez en las primarias frente a Susana Díaz, el PSOE ha retomado la estrategia del PSC. La misma de Zapatero tras su victoria frente a Bono. No en vano Sánchez contó con el apoyo de Iceta como Zapatero con el de Maragall.


Una estrategia, habitual en el PSC (o el PSE...) que pervierte al PSOE al arrastrarlo a la colaboración con el populismo de izquierdas y los nacionalismos. Ambos nada respetuosos con el discrepante, ambos escasamente democráticos.



Una colaboración que no provocará la ruptura de España, como vaticinan algunos con quizá prematuro alarmismo, pero que sí facilitará a los nacionalismos un control aun mayor en sus territorios. 

Lo que está en juego a día de hoy no es la unidad de España sino las libertades de parte de la ciudadanía. De los españoles no nacionalistas que tienen la desgracia de vivir en una zona dominada por el nacionalismo nada respetuoso. 
Así como la expansión del nacionalismo a nuevas Comunidades Autónomas (pasar a ser dominantes en Valencia, Baleares o Navarra, introducción en Asturias o Rioja). O la promoción del populismo en la opinión pública en general, al facilitar a Podemos el acceso a RTVE. 


Se hará poco a poco, para que no haya reacción en contra, pero incansablemente. Ya que es la condición que PSC, Podemos y nacionalistas han puesto a Sánchez cambio de su apoyo. Y se preocuparán de que se cumpla.




En ese panorama desolador de la izquierda es en el que Susana Díaz se presenta a la reelección en Andalucía. Y se pueden producir los siguientes resultados:

 - PP con Cs
 - Cs con PP
 - PSOE con Cs
 - PSOE con Podemos
 - PSOE sin Susana con Podemos

No ocultaré mi preferencia por la opción "PP con Cs". No confío en un Cs que nació junto con UPyD para regenerar a la izquierda en la época de Zapatero pero que luego ha cambiado de objetivo. Y primero asaltó UPyD ahora busca ante todo sustituir al PP.
Un Cs que no ha dudado para ello en respaldar múltiples veces a Sánchez (al intentar hacerle presidente, al cargar contra Rajoy durante la moción de censura, al cuestionar a Cifuentes amenazando apoyar al candidato del PSOE...). Un Cs que constantemente relativiza la perversión actual del PSOE al equiparar a PP y PSOE.




Pero, centrándonos en el voto a Susana Díaz, creo que la opción "PSOE con Podemos" no es viable. No hay duda que Podemos exigirá como condición la sustitución de Susana y que a Sánchez le conviene para afianzar su poder internamente.

Así que Susana y sus leales tendrían que soportar la presión de Sánchez y Podemos. Un enfrentamiento en el que ya perdieron en las primarias y que ahora, con los medios que da tener el Gobierno, sería aun más desequilibrado a favor de Sánchez.

¿Aceptarían los fieles a Susana perder sus puestos por fidelidad en vez de mantenerlos pasándose al bando ganador? Es poco probable. Solo hay que ver la fidelidad total a Sánchez en el Parlamento actual, que algún susanista tendrá.

Así que parece claro que, aunque hoy Sánchez muestre un apoyo cerrado a Susana para impedir que Andalucía pase a manos de PP y Cs, eso terminará en el instante en que se cierren las urnas. Ahí empezará un nuevo teatro: la simulación de que no soporta la presión de Podemos... y la claudicación final apoyando un candidato alternativo. Eso o que Díaz se someta sin condiciones a estrategia sanchista (como el Bono que Zapatero incorporó a su gobierno).


Quedaría la opción "PSOE con CS", que también parece posible. Pero es dudosa. A Cs le interesa ahora competir por el electorado del PP y luego, tras unas nuevas elecciones generales, elegir socio entre PP y PSOE (también por eso les equipara siempre).
Apoyando a Susana Díaz en Andalucía, Cs perdería bazas contra el PP y no se ganaría el apoyo del hoy poderoso Sánchez, que siempre puede ayudarlo contra el PP.


¿Adónde me lleva esta reflexión?

A que el electorado de izquierdas no partidario de la estrategia del PSC de aliarse con populistas y nacionalistas no tiene opción buena en estas elecciones. Votar a Susana Díaz será muy probablemente apoyar a Sánchez y su estrategia. Y no habrá marcha atrás hasta cuatro años después.

Quizá con el tiempo pudiesen aparecer nuevos partidos de izquierda, como en su día aparecieron UPyD (2007) o el Cs de la primera etapa (2006). Pero eso, a día de hoy, no se ve viable. El precedente con Zapatero es tardaron dos años en aparecer.
Ya se verá, pero sin duda España necesita una izquierda distinta, honesta. Alejada de la demagogia, el sectarismo frentista y la intriga sin escrúpulos.


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