viernes, 29 de septiembre de 2017

¿Cómo hacer frente al nacionalismo obligatorio?

Hoy he visto en twitter dos enlaces a artículos antiguos de Juan Claudio de Ramón y me parece detectar cierta melancolía. Como si no fuese suficiente. Como si no fuese posible contrarrestar a la propaganda nacionalista:
     La idea de España como valor  Proponiendo propaganda positiva: Valor-vs-Nación, Tradición-vs-Identidad.
   Un debate asimétrico  Nacionalismo es manipulación -> hemos de 1-Desactivar mentiras, 2- Evitar sectarismo autodestructivo entre quienes se oponen, 3-Unir ofreciendo valores superiores, 4- abochornar al manipulador evidenciando sus maneras de hacer.

Creo que es porque falta atender una faceta importante: la permisividad; es imprescindible evitarla para tener opciones frente a un manipulador. Intentaré dar mi versión.


El nacionalismo vive de una propaganda constante. En la escuela, medios de comunicación, administraciones varias, eventos deportivos y culturales... Una propaganda de tipo emociológico, con sus dos facetas esenciales, exaltar las diferencias y enfrentar.




Necesita que esta propaganda sea continua. El manipulador pierde su fuerza si no puede sumergir a la sociedad en una propaganda omnipresente, que impida pensar fríamente. Los tambores emocionales deben sonar sin descanso. Este es en realidad su punto flaco: para desplegar esa propaganda necesita saltarse la ley. La propaganda constante es incompatible con la democracia, sólo es viable si hay una permisividad que lo posibilite.


Intentaré resumir las facetas que conveniente incluir a la hora de hacer frente a los partidos políticos manipuladores, a las emociologías frentistas en general:


- Diagnóstico compartido: se trata de que todos reconozcamos como manipulación lo que es manipulación (como indico en La faceta emocional del nacionalismo). Es imprescindible para que quienes se oponen puedan colaborar y no llevar a cabo estrategias excesivamente contradictorias.
Imagino que incluiría lo que Juan Claudio indicaba como abochornar al manipulador evidenciando la mezquindad de sus maneras, sus faltas al respeto.

- Desactivar mentiras (lo que yo a veces nombro como reestructuración cognitiva). Si su base es una propaganda con falsedades (inventando un pasado, encizañando con supuestos agravios, magnificando y minimizando...), mostrara la trampa es esencial (como Borrell desmontando la distorsión sobre las balanzas fiscales, perfecto).

 Esto nos muestra también los riesgos. Por ejemplo, el peligro de las estrategias tipo "nación de naciones", que juegan a dar la razón poco a poco al manipulador (respuesta pasiva en Emociologías: Tipos de respuesta).

- Publicidad opuesta. Conviene cultivar emociones que contraponer, la política es también sentimientos. Pero no responder de la misma manera, no con lo que podríamos denominar una respuesta agresiva. Con publicidad no emociológica, no frentista (no, no creo que el "a por ellos" sea el camino).

Como sugiere Juan Claudio, utilizando patria como valor y no como símbolo separador. Y lo mismo con identidad, interpretándola como tradiciones, algo dinámico, cultural e integrador, no como una esencia estática y diferenciadora.

- Evitar sectarismo autodestructivo entre quienes se oponen al manipulador. No se trata de buscar uniformidad, es tan sólo no utilizar el tema nacionalista de forma distorsionada para la competición entre los partidos no nacionalistas. Esta faceta sectaria, partidista, es la que describo en Deconstruyendo el nacionalismo, previniendo frente al filonacionalismo y el antinacionalismo.

- Recordar el valor de la democracia. De la real, no de fantasías buenistas ni exageraciones utópicas. De la que habla de respeto a la ley, a las minorías, equilibrio de poderes... 

Imagino que esto incluiría lo que Juan Claudio llamaba unir ofreciendo valores superiores.

- Evitar la permisividad. Por último y probablemente lo más importante. No permitir al manipulador ocupar todo el espacio público. Esto aplica a Educación, Medios de comunicación públicos, Administración, Estado (ley de banderas...), Deporte (¿más que un club?)... Sin ese ambiente obsesivo y monocolor, de propaganda constante, el manipulador no es nada. 

Esto ha sido obstruido tradicionalmente desde el filonacionalismo, así que convendría desactivar también las distorsiones en las que se basa, el famoso "fábrica de independentistas" que acompaña a todo intento de frenar la permisividad.
Este aspecto es el que intenté resaltar en Un nacionalismo consentido



Es decir, la respuesta acertada es la asertiva, y aplicarla incorporando los aspectos anteriores. Buscando la resolución a medio plazo, que cuando se trata de sosegar emociones las prisas no ayudan.

 

sábado, 23 de septiembre de 2017

La faceta emocional del nacionalismo


El nacionalismo es cuestión de emociones 

Se habla a menudo de que el nacionalismo es difícil de tratar ya que es más una cuestión de emociones que de razones. Yo lo comparto. No hay, en el caso español, razones de fondo que lo expliquen. No hay opresión, marginación, diferencias raciales, culturales o económicas... Es un sentimiento, dicen.

Lo que no comparto es que las emociones no se puedan tratar.

En el caso individual la psicología suele utilizar lo que llaman la terapia cognitiva, que viene a decir: "El postulado central de la terapia cognitiva es que las personas sufren por la interpretación que realizan de los sucesos y no por estos en sí mismo", es decir, que nuestros sentimientos derivan de ideas distorsionadas que nos repetimos.
Y recomiendan para su tratamiento la reestructuración cognitiva: "Señalar los estilos de pensamiento disfuncionales y ayudar a identificar los pensamientos automáticos (pensamiento polarizado, generalización, magnificación y personalización, etcétera)", es decir, el camino es desmontar las distorsiones, los autoengaños. 

La cuestión que planteo en mi libro (Emociologías) es que se puede trasladar el análisis de la psicología personal a la sociología política ¿acaso los grupos sociales no reproducen los mismo mecanismos sentimentales








Análisis emocional aplicado a la política 

Una vez aceptado el carácter emocional y el enfoque cognitivo derivado, veamos qué puede aportar

Hay un elemento fundamental que es el mero enfoque. Suelen decir que el planteamiento correcto de un problema es ya media solución. Por ello propongo una palabra para designar las estructuras complejas de manipulación emocional que circulan por la vida política.
Es difícil enfrentar lo que no se concreta y nombra. Demagogia es una palabra demasiado genérica, populismo demasiado particular, campañas de propaganda hay de todo tipo e ideología incorpora siempre facetas prácticas racionales. Así que a falta de una palabra existente, la he inventado: Emociología.



Derivado de este enfoque, propongo tres elementos básicos que entiendo que nunca deberían faltar: diagnóstico compartido, mapa de emociologías y tipos de respuesta.

   - Diagnóstico emocional del problema. Es preciso consensuar un mínimo diagnóstico del problema que reconozca su base emocional, de demagogia sentimental. Algo bastante generalizado pero aun no consensuado por partidos y analistas políticos.
Pondré algunos ejemplos de análisis particular.

Alguien de tan dudoso antinacionalismo como Tarradellas: "debido a determinadas propagandas tendenciosas y al espíritu engañador que también late en ellas... la demagogia y la exaltación de un nacionalismo exacerbado...utilizando un truco muy conocido y muy desacreditado, es decir, el de convertirse en el perseguido, en la víctima"
 


Un catalán del entorno de la cultura como Boadella: "Si no han estado sumergidos en un cotarro parecido, es imposible percibir como se disfruta formando parte de la minoría amenazada por este supuesto enemigo común" 

O mi propio juego con un símil.
Un nacionalismo consentido

Pero todo esto son artículos de opinión personal. Falta una declaración de consenso.

 
   - El mapa de emociologías. Está relacionado con lo que la psicología denomina reestructuración cognitiva. La idea es que para entender un problema emocional hay que tener claras las emociologías involucradas, los distintos grupos de engaños que circulan. Por ejemplo, en el caso de los nacionalismos españoles se pueden apreciar al menos cuatro grandes emociologías:

    + Nacionalismo: todo sería fantástico si no fuese por los otros, los “no de aquí”, que además son muy poco atractivos.
    + Secesionismo: puesto que el nacionalismo es incuestionable, todo es aceptable para conseguir sus fines.
    + Filonacionalismo: no soy nacionalista... pero lo nacionalista 'mola', no como lo español. Se suele apoyar en dos distorsiones contradictorias entre sí: (en local) 'el nacionalismo es tan fuerte, con tanto apoyo social, que resistirse sólo aumenta la crispación'; (a nivel nacional) 'el nacionalismo es minoritario y debe ser protegido con criterio multiculturalista, ayudándoles a defender lo diferencial'.
    + Antinacionalismo: quien no responda al nacionalismo con sus mismas armas es un traidor, un cobarde, un pusilánime… 



    -Los tipos de respuesta. El problema suele parecer irresoluble ya que sólo se plantean dos tipos de respuesta: alimentar emociones similares pero opuestas para chocar y vencer o aceptar su sinrazón como buena y apaciguar con concesiones. Es decir, un planteamiento puramente político (enfrentarse o someterse), no emocional.
Yo al menos detecto cuatro grandes grupos de respuestas emocionales, de las que sólo una me parece práctica a medio plazo, la asertiva:

    + Respuesta agresiva. Promocionando una emociología contraria.
    + Respuesta pasiva-agresiva. Intentando satisfacer a quien presiona emocionalmente llegando a presionar a quien se oponga.
    + Respuesta buenista/voluntarista. Confiando en que la bondad humana resuelva el problema si no hacemos nada.
    + Respuesta asertiva. Combinar la firmeza para no realizar cesiones frente a la presión emocional con una permanente apertura a reconducir el tema hacia la racionalidad. Y, por supuesto, no renunciar nunca a la reestructuración cognitiva, a desmontar los engaños.


Conclusión 

La conclusión es que el nacionalismo no se está tratando hoy día con un mínimo rigor emocional.

Se combinan acertadas aportaciones a la reestructuración cognitiva, como el magnífico editorial de El País, con el despliegue de nuevas distorsiones tipo "nación de naciones" que reafirman el cuerpo esencial del autoengaño nacionalista (somos una nación a la que no permiten su soberanía)

Se mezclan constantemente respuestas asertivas con agresivas o pasivas.

Se exigen resultados inmediatos cuando las prisas son malas consejeras en situaciones emocionales. Lo que no es racional no se resuelve con una negociación práctica, no se resuelve con diálogo aunque este deba estar presente. Lo que hay que conseguir son respuestas asertivas y clarificadoras que poco a poco vayan ayudando a reconducir la situación.

Por supuesto, el enfoque emocional no es el único a tener en cuenta. Hay también facetas prácticas (Deconstruyendo el nacionalismo) e incluso de política internacional como estamos viendo hoy día con la influencia de Rusia. Pero sin duda falta un enfoque puramente emocional y puede aportar mucho.

Hay demasiado en juego para no tenerlo en cuenta.




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P.S.1 (2 oct 2017) Entrada del blog relacionada

 
P.S.2 (22 dic 2018) Entrada del blog relacionada