domingo, 21 de octubre de 2018

La inutilidad de Cs

Como indico en la entrada anterior, "El doble juego del PSC", el PSC y sus afines (PSE, PSPV...) mantienen un doble juego ante el nacionalismo y el populismo de izquierda. Por un lado se desmarcan de ellos pero al mismo tiempo los protegen, bloquea cualquier intento de reacción frente a ellos.

Este doble juego se aceptó por el PSOE durante la etapa de Felipe González, digamos que dejó hacer. Pero con Zapatero, y ahora con Sánchez, se ha incorporado al PSOE: el Estatuto catalán, la promoción de las lenguas locales en todas las CC.AA., favorecer la permisividad frente a las ilegalidades...
El propio PSOE desarrolla ahora la política tradicional del PSC. El doble juego.

Como narro en "El origen de los emergentes", en la etapa de Zapatero una parte de la izquierda reaccionó frente a esta deriva del PSOE. Y se crearon Ciudadanos en Cataluña en 2006 y UPyD en País Vasco en 2007.
Eran partidos que cubrían una necesidad. La falta de una izquierda limpia de nacionalismo y de populismo frentista. Ofrecían ser una izquierda realmente democrática. Una izquierda socialdemócrata.

Pero, tras la caída de Zapatero, en 2011, tanto UPyD como Cs perdieron parte de su sentido de ser. Alejado del gobierno, el PSOE dejó de poder apoyar tan ostensiblemente a los nacionalismos y populismos y predominó su faceta de sentido de estado, el disimulo.
UPyD supo adaptarse e incorporó a su estrategia la lucha contra la corrupción. Otra función práctica que tuvo su eco en la sociedad. Y Rosa Díez entró en el Parlamento Español como partido antinacionalista y regenerador de sistema.

Este esquema funcionó hasta que, allá por 2014, aparece una nueva tendencia. Los medios de comunicación de la derecha, en guerra con Rajoy por su política de mediática, ofrecen a UPyD y Cs apoyo propagandístico a cambio de que centren su estrategia en erosionar al PP en vez de al nacionalismo y populismo.

UPyD no entra a ese juego pero Cs sí. Y lleva su cambio de estrategia hasta el punto de cambiar su definición de partido socialdemócrata a partido liberal. Pasa de ser una oferta de izquierda limpia a intentar sustituir al PP.

Así que los medios de derecha empiezan a machacar a UPyD y promocionar a Cs; con gran éxito, la verdad. Y, una vez acabado con UPyD, Cs se centra en erosionar al PP con un mensaje engañoso, su propio doble juego, el de Cs:
 - Por un lado su discurso achaca al PP falta de combatividad frente al nacionalismo y el populismo.
 - Por otro lado favorece al nacionalismo y el populismo en la práctica al colaborar con el PSOE en erosionar al PP (Cs refuerza a Sánchez en el PSOE al intentar gobernar con él, lanza una campaña demagógica contra Cifuentes y amenaza con un cambio de alianzas y apoyar al PSOE en Madrid, avisa de que no apoyará a Rajoy tras la moción de censura, lo que deja al PNV en una posición imposible como único apoyo del PP...)

Una estrategia que aprovecha la debilidad del discurso del PP frente al nacionalismo. No en vano la derecha no está tan acostumbrada como la izquierda a los discursos de protección de minorías que sufren una agresión, como es el caso de la población no nacionalista en Cataluña o País Vasco.


Una carencia que en realidad sólo era de discurso, Rajóy sí que hizo frente al nacionalismo, y que ahora parece corregir Casado.


Es decir, en la práctica, Cs erosiona al PP y apoya al PSOE... mientras el PSOE está de nuevo desplegando la estrategia del PSC. La función inicial de Cs, de reacción frente a una izquierda pervertida ha desaparecido ya totalmente. Es más, ahora apoya en la práctica a esa izquierda pervertida frente al PP.

E, imagino que por eso, vuelven a aparecer opciones de izquierda que recuperan el sentido original de UPyD y Ciudadanos: una izquierda limpia de nacionalismo y populismo. Ahí entiendo que se encuadrarían "Plataforma Ahora", "Izquierda en positivo" o "La izquierda hoy".


¿Conclusión? a día de hoy Ciudadanos resulta un partido inútil. Un partido que no aporta ningún valor constructivo a la sociedad sino todo lo contrario. Tan sólo confunde y divide al electorado de derechas en un momento en el que es necesario enfrentarse a un PSOE que sigue la estrategia perversa del PSC. Que se ha aliado con la izquierda populista y los nacionalistas y arrastra a la sociedad hacia la aceptación de sus discursos destructivos desde una engañosa equidistancia.

sábado, 20 de octubre de 2018

El doble juego del PSC


Algún día seremos conscientes de todo el daño que ha hecho el PSC:
A la izquierda, a la que ha pervertido;
a los catalanes, entregándolos a un nacionalismo obligatorio;
y a toda España, propiciando los peores presidentes.


Fue el PSC quien nos trajo a Zapatero, el apoyo de Maragall resultó decisivo frente a Bono. Y le sirvió para que el PSOE desarrollase su estrategia, la habitual en Cataluña, de alianza de todos contra el PP. 
Eso si, se desarrolló simulando colaboración y sentido de estado (Pacto por las Libertades) pero promoviendo simultáneamente el pacto de Tinell y la negociación oculta con ETA.

El PSC de Iceta fue el principal valedor de Sánchez en el PSOE frente a una responsable Susana Díaz. Un Sánchez que, como se vio en su enfrentamiento con el Comité Federal del partido, se distinguía por su falta de escrúpulos a la hora de unir sus fuerzas con nacionalistas y populistas. Un Sánchez que nos ha traído un nuevo Tinell, ahora en forma de moción de censura. De nuevo, un todo vale para conseguir la mayoría, para conseguir el poder. 
 



Es en este partido, el PSC, en quien habría que enfocar las críticas por la evolución del Procés. Es el responsable último de que se decidiesen a realizarlo y como tal es también su punto más sensible: sin PSC, PSE, PSPV... el nacionalismo muere de inanición.
Para CiU, el Procés fue una lucha de poder personalista, una descomposición derivada de los excesos de la propaganda. Pero para ERC, socio imprescindible, el Procés fue una manera de hacerse con parte del voto de CiU e intentar reeditar el tripartito de Maragall, PSC-ERC-IU. Sólo que ahora con Junqueras de líder: ERC-PSC-Podem.
Ninguno, ni CiU ni ERC, hubiesen iniciado un desafío tan irracional y descabellado de no confiar en que, tarde o temprano, el PSC-PSOE les ayudaría a salir del embrollo.



Así que todo es, en el fondo, puro paripé político; un teatro que busca la alianza que promueve desde siempre el PSC:
 

España para el PSOE, con el apoyo de Podemos, ERC, Bildu, Compromís...
Cataluña para ERC, junto a PSC y Podem.
País Vasco para Bildu, de la mano de Podemos y PSE.
Comunidad Valenciana...

Con los pagos que también conocemos todos: 
Podemos se lleva los medios de comunicación, para propagar su frentismo populista y la descalificación del PP; y tendrá mano en las cuentas, lo que inevitablemente afectará al crecimiento económico, trayéndonos déficit y paro.

A los nacionalismos no les dará la ruptura de España, claro que no, eso no está en juego. El verdadero pago del PSOE a los nacionalistas será ayudarles a dominar a su población no nacionalista. Facilitarles marcar el territorio en su Comunidad Autónoma. Y extender la semilla del nacionalismo a otras CC.AA. aprovechando las lenguas locales (bable...).

Todo esto ya lo hemos vivido antes con Zapatero: el Estatuto de Cataluña declarándola nación, los 5 millones de parados...






 

Así que ahora, cuando el PSC ya ha conseguido hacerse con el gobierno de España, proseguirá su doble juego.
Tirar la piedra, apoyando en la práctica a populistas y nacionalistas, mientras esconde la mano, simulando sentido de estado y la búsqueda de una colaboración constructiva.


Una estrategia que, como con Zapatero, se irá desarrollando poco a poco. Para que la sociedad no reaccione y se deje llevar... adonde no quiere ir. No olvidemos que ni la derecha ni la mitad del electorado del PSOE estarían de acuerdo con esta política de promoción del nacionalismo y sinsentido económico. Es una opción que, de ser presentada con claridad, tendría un apoyo minoritario. Por eso se introducirá de forma gradual y disimulada. Nos acostumbraremos a aceptar el engaño y la contradicción como parte de la vida política sin importancia.








Por último, este doble juego del PSC, irá acompañado de confusión ideológica.


Aparecerán intelectuales ensalzando lo que el PSC llama catalanismo, ser nominalmente no nacionalista pero permisivo con el nacionalismo en la práctica. O lo que el populismo llama ser social, que en la práctica es satanizar al mercado, a los ricos, al IBEX, a los bancos...

Una perversión que nos hará anti-americanos, correctos, anti-franquistas... mientras se facilita en blanqueo de la historia de ETA, el marcado nacionalista del territorio o la promoción del diálogo con la dictadura venezolana. Una perversión conceptual que se puede caracterizar por lo que se dio en llamar equidistancia: embarullar el análisis para poder equiparar a agresores y agredidos y apoyar en la práctica al afín.




Su regla de aplicación sería:
  + el nacionalismo es malo pero quien se enfrente a él es igual de malo, será considerado nacionalista español.
  + el populismo es malo, pero si la derecha lo denuncia será considerada franquista.
  + Y, ante la duda, si los dos son malos, los nacionalistas y populistas de izquierda al menos son afines. Y son el débil frente a la derecha. Por lo que el PSOE los preferirá de aliados.


¿Conclusión? El PSC juega a un doble juego: distanciarse de nacionalistas y populistas para no poder ser acusado por sus defectos, pero al mismo tiempo impedir que la sociedad se enfrente a ellos al acusar de nacionalista (español) y populista (de derechas) a quien lo haga.

Es decir, el PSC mantiene vivo al nacionalismo y al populismo para utilizarlos en su beneficio. 



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P.S.1 (6 Nov 2018) Una muy buena forma de ilustrarlo de JM Nieto. Tras la manifestación en defensa de la Guardia Civil en Alsasua, la respuesta agresiva nacionalista y el alineamiento del Gobierno del PSOE... con los nacionalistas.

Si tu asiento te lo ponen nacionalistas y populistas... acabas teniendo que acariciar a sus dragones.




P.S.2 (6 Nov 2018) No he hecho un estudio pero creo que últimamente el PSC está centrado en disimular su faceta de colaboración con el nacionalismo. Primando los mensajes de denuncia del nacionalismo.

Una vez han colocado a Sánchez para que se una a los secesionistas, por parte del PSC todo son declaraciones contrarias al nacionalismo. Dejan el papel de malo a gente del PSOE (Ander Gil, Robles...¡hasta Marlaska tiene que dar la cara!)

Puro disimulo. Porque saben que es el punto débil de su estrategia. Que el PSC caiga en Cataluña.

Ojalá alguien hiciese un estudio de las declaraciones de los dirigentes del PSC antes y después de conseguir que el PSOE siguiese su línea.

P.S.3 (15 Nov 2018) Creo que un buen símil para la relación entre el nacionalismo y el PSC es el del juego del poli bueno y el poli malo de las películas.
Por eso es razonable considerar que el PSOE no es el mal menor sino, en realidad, el mal mayor. 




sábado, 13 de octubre de 2018

El Procés abre la puerta a la izquierda



El Procés se inició en la derecha nacionalista catalana. Como partido, CiU no tenía necesidad, se encontraba en aquel entonces a un tris de la mayoría absoluta. No fue una estrategia de partido, Artur Mas lo arrancó por intereses personales. Como también por motivos personales pasó luego el testigo a Puigdemont, a quien pensó que podría controlar desde el PDECAT, y esté a su vez lo ha pasado a Torra, por igual motivo.
El Procés ha sido para la derecha nacionalista catalana un proceso de autodestrucción derivado de intereses personales. Y ha sido posible por los excesos de la propaganda. Sembrar prejuicios es fácil, no tanto controlarlos luego.


ERC, la izquierda catalana, se apuntó desde el principio. Era un regalo y así lo vio. La derecha adoptaba su discurso, lo que implicaba que con el tiempo el electorado de CiU iría pasando a ERC. Miel sobre hojuelas.



El partido de derechas nacional, con Rajoy en el Gobierno, le respondió con asertividad: firmeza sin agresividad.
No entrando al trapo de las provocaciones, lo que fue dejando sin discurso al nacionalismo, ni cediendo a los chantajes, lo que le dejó también sin sentido práctico.
Una respuesta pragmática que llevaría con el tiempo al nacionalismo a, digamos, cocerse en su propia salsa mientras mantuviesen el desafío. 



Pero la otra derecha, la de los medios de comunicación, no le acompañó en la estrategia. Estaban en guerra contra Rajoy por su política de medios y aprovecharon la falta de agresividad para acusarlo de cobardía o incluso traición.





Por último, a la izquierda nacional el Procés le generó contradicciones. Medio PSOE, liderado por el PSC ve la ocasión de aprovechar la ruptura entre la derecha nacional y local para liderar un todos contra el PP. El otro medio ve como un riesgo excesivo el apuntarse a una estrategia que puede ser autodestructiva, al ligar al PSOE a los populismos de izquierda y nacionalista.
Finalmente gana la batalla interna Sánchez, el candidato del PSC, y se consuma la alianza del PSOE con Podemos y ERC y el posterior todos contra el PP. Un segundo Tinell con el que el PSC aúpa esta vez a Sánchez, como en el anterior aupó a Zapatero.

El objetivo es claro, repartirse el poder:

España: PSOE - Podemos - ERC - Bildu
Cataluña: ERC - Podem - PSC
País Vasco: Bildu - Podemos - PSE
Valencia: Compromís - PSPV - Podem
... 

 Las consecuencias también son claras. Ya las vimos con Zapatero. Caerá la economía, aumentará el marcado del territorio en zonas nacionalistas, las instituciones serán colonizadas y puestas al servicio de los partidos... lo conocido.
Una izquierda manipuladora, controladora y centrada en el poder, sin sentido de servicio público. Algún día alguien sacará cuentas de cuanto daño ha hecho el PSC a la izquierda, a la que ha pervertido, a los catalanes, a los que ha entregado al nacionalismo y a toda España, propiciando los peores presidentes.
En este partido, el PSC, habría que enfocar las críticas. Porque es el responsable y el corazón del que emana la estrategia y como tal su punto débil.







Una secuencia en la que cabe destacar tanto la falta de escrúpulos de la izquierda como los excesos de visceralidad nacionalista y antinacionalista de la derecha, a la que, con respeto pero con humor, me gustaría dedicar este vídeo:






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P.S.1 (14 octubre 2018)  ¿Por qué muchos sienten a Sánchez como un ocupa?

Quizá porque populismo y nacionalismo no son mayoritarios.
Pero Sánchez, con medio PSOE, se ha hecho con el PSOE. Y con ese PSOE de 85 escaños se ha hecho con el Parlamento. Y nos empuja a todos a aceptar planteamientos del populismo y nacionalismo.

¿Es legal? Sí, claro, se trata de una valoración, no de una denuncia.

Pero, con ocultación y por equilibrios de poder, Sánchez nos lleva en lo social a buscar un punto medio entre PSOE y Podemos. En lo nacional a medio camino entre PSC y ERC-Bildu. Y eso no representa el sentir general.

Sánchez aprovecha la descomposición de la derecha. En especial de la derecha catalana que se fue al garete con Artur Mas. Pero lo aprovecha para llevarnos a todos adonde, hasta hoy, la mayoría no ha dicho que quiera ir.

En Canadá, frente al desafío nacionalista, sacaron una ley que denominaron Ley de claridad. Aquí creo que podemos pedir lo mismo frente a riesgos tan importantes como los que suponen el populismo y el nacionalismo:  ¡claridad!



P.S.2 (14 octubre 2018) Una izquierda socialdemócrata.

Igual que en su día la deriva hacia nacionalismo de Zapatero propició la aparición de UPyD y Ciudadanos, como partidos de izquierda no nacionalista en País Vasco y Cataluña, quizá sean estos los lugares donde más necesario sea hoy un nuevo partido de izquierda socialdemócrata. Del tipo que promueve la plataforma Ahora (@AhoraPlataforma)

Una izquierda que no diga, con distorsión multiculturalista, que hay que proteger las lenguas y cultura locales. Que tenga claro que a quien hay que proteger es a las minorías que las sufren como opresión.




Que no diga que hay pobres por el mercado. Sino que vivimos mejor que nunca gracias al mercado y quizá en algunos aspectos haya que repartir aunque sea a costa de algo de riqueza.


Una izquierda que busca ser solidaria con la riqueza generada, no enemigo de quien genera riqueza. Que colabora y aporta sensibilidad, no se opone y manipula.




martes, 9 de octubre de 2018

Sánchez, Borrell y la rana hervida


Sorprenderse a día de hoy ante la falta de escrúpulos de Sánchez tiene sin duda un punto de teatralidad poco creíble.



En las primarias del PSOE, Sánchez sólo ofrecía una cosa: hacer lo que al resto impedían los escrúpulos, unirse con populistas y nacionalistas. Una posibilidad de matemáticamente obvia pero tan destructiva que ya había provocado meses antes algo tan inusual como que el mismísimo Comité Federal del PSOE se pusiese en evidencia intentando evitarlo. Y la falta de escrúpulos que Sánchez incluso lo coronó con el intento de pucherazo en el Comité.

Desde ese inicio es obvio el tipo de líder que es. Se define en esa línea y probablemente ya no la cambie. Es quien hará lo que sea por el poder.

Y también se vio el cómo lo haría: disimulando, negando lo que hace mientras lo hace.

No pactaremos con el populismo (Sánchez), no aceptaremos una moción de censura apoyada por ERC y PDECAT (Ábalos). Al estilo Mars Attacks.




 Mars Attacks: no huyáis, somos vuestros amigos


Pero el problema de Sánchez no son las falsedades en el CV , su manera de acceder al poder o, incluso, lo que pueda llegar a hacer.
El problema con Sánchez es lo que ya está haciendo:
 

  1- Entregar RTVE, el principal instrumento de generación de opinión pública del Estado, a Podemos, un partido populista;

  2- dar cobertura al nacionalismo facilitándole no que rompa España, claro, sino que se mantengan dominantes en sus CC.AA. (permisividad ante los incumplimientos de la ley, confusión conceptual con el término nación, cesión de competencias, cobertura mediática, protección en Europa, potenciación de las lenguas locales... los mil y un apoyos sin los cuales el nacionalismo no sobreviviría a medio plazo);

  3- Obstruir por partidismo la marcha económica;

  4- Colonizar las instituciones;

  ...


Es la famosa estrategia de la rana hervida. Si enfrentas a la rana a agua hirviendo, esta reacciona; salta y huye. Pero si la pones en agua tibia y vas calentando poco a poco... no reacciona y para cuando quiere salir ya no puede y acaba cocida.
Pues el electorado español somos la rana.



Un ejemplo actual. Dos noticias de hoy mismo, el mismo día:





Borrell hace un gesto contra el nacionalismo




El PSOE apoya de forma práctica al nacionalismo


¿Se ve la estrategia? El PSOE irá dando cobertura práctica al nacionalismo mientras utiliza los gestos de socialistas como Borrell para disimularlo. Para que no haya reacción en el electorado.

¿La prueba del algodón? El nacionalismo apoya y seguirá apoyando a Sánchez ¿alguien cree que lo harían si no les resultase ventajoso?


Por eso los gestos amables y aparentemente constructivos de los Borrell son tan peligrosos como los apoyos prácticos al nacionalismo. Porque no hay uno sin lo otro.
Quien vaya a elogiar un gesto de Borrell debería antes fiscalizar que otras cosas está haciendo el Gobierno del que forma parte. O estaremos cayendo en la clásica trampa del poli bueno y el poli malo: quedarnos en los gestos tranquilizadores del poli bueno que hacen que aceptemos las presiones del poli malo.
Esto no va de personas. Con todos los respetos, no tiene demasiada importancia saber si Borrell actúa o no de buena voluntad. Esto va de estrategias. Por utilizar un nuevo símil, que sean galgos o podencos es indiferente si al final te comen. Y esta estrategia acaba dando cobertura al nacionalismo y desbaratando la reacción.


Seamos claros.
El problema nacionalista lleva 40 años en España y parece irresoluble no porque sea una ideología irremediablemente exitosa. De hecho no triunfa en la mayoría de los países. Es una planta que necesita ser regada para crecer.


El problema parece irresoluble porque el PSOE lo mantiene vivo. Y es imposible apagar un fuego si a la vez se alimenta.

Pronto vendrá toda un tropel de intelectuales afines a la izquierda a repetirnos que al nacionalismo se le vence cediendo (nación, lengua, competencias, permisividad...) Espero esta vez ya no cuele y dejemos de alimentarlo.


Es lo que en mi teoría de las "Emociologías" denomino la respuesta pasiva, frente a la respuesta correcta, la asertiva, que por ejemplo aplicaba Rajoy.
No es que desde la dirección del PSOE de mantenga esta posición por debilidad, claro, lo realiza por interés. Pero lo argumenta como la necesidad de una respuesta sumisa, algo que siempre consigue una cierta aceptación social y apoyo del mundo intelectual, habitualmente contrario a las respuestas agresivas.



Es fácil de entender:

¿Por qué hay fuertes partidos nacionalistas?
¿Por qué hay un populismo de izquierdas con gran implantación?
¿Por qué en cambio no hay un partido populista de derechas fuerte?
Porque el PSOE ha regado y el PP no.


¿155? ¿Cerrar TV3? ¿Recentralizar las competencias de educación?...
Ni funcionarían ni son imprescindibles. Basta con que el PSOE deje de apoyar al nacionalismo. Y no acabará mientras no lo haga.




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Otras entradas sobre el nacionalismo:




domingo, 7 de octubre de 2018

Multipolaridad, multilateralismo, globalismo… ¿otro error de las democracias?


Antes que nada, intentaré centrar a qué me refiero con cada término.

Globalización se refiere al aumento la interrelación a nivel mundial. Relaciones económicas y empresariales, tecnológicas, políticas, sociales, culturales, desplazamiento…

Con globalismo, entre las distintas acepciones de la palabra, me referiré a la actitud o política de poner los intereses del mundo entero antes que los de naciones individuales. Sería no un hecho sino una forma de ideología política, que busca enfocar el análisis en el mundo en su globalidad.


Por caracterizarlos con una frase:
Globalización hace referencia al aumento del comercio, comunicación, desplazamiento…
Globalismo buscaría la prevalencia de las instituciones supranacionales (ONU, OMC…)

Así lo ve Daniel Lacalle, desde el punto de vista del liberalismo económico.




Multipolaridad hace referencia, tras el mundo bipolar de la guerra fría, a un mundo regido por un equilibrio entre potencias militares y económicas. Durante un tiempo se utilizó frente a la idea de un EEUU ejerciendo de “policía” del mundo, garante de un orden en el que nadie pudiese utilizar la fuerza militar para imponer sus intereses.

Multilateralismo hace referencia a al trabajo conjunto de varios países sobre una cuestión y mediante unas reglas. En la práctica sugiere que las decisiones no se tomen en función del poder de cada país sino por razones, por reglas.


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Hasta aquí la clarificación de los conceptos que voy a utilizar. Vayamos ahora a las valoraciones. Mis valoraciones, claro.

Creo que la globalización es en general un bien, algo beneficioso que la humanidad desarrolla espontáneamente. Y el globalismo podría acercarnos a lo que sería una variante internacional de lo que hoy son las democracias a nivel nacional. Una extensión de reglas que podría permitir organizarse y resolver conflictos de forma menos brutal que la espontánea: la fuerza.

La globalización es una realidad con la que contar y el globalismo una aspiración, no una realidad a respetar. De la misma forma, el funcionamiento según el equilibrio de fuerzas es una realidad que no se debe obviar y la multilateralidad un objetivo a conseguir.





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Pasemos, al fin, a lo que me trae al tema, un poco de brainstorming sobre los posibles errores de la posición europea.
 
Parece natural pensar que a los países poderosos les interese funcionar aprovechando las ventajas que les proporciona su fuerza. En ese sentido creo que durante años Europa ha defendido la multipolaridad frente a la idea de EEUU como policía global. El interés europeo parecería claro: en un mundo multipolar, Europa podría ser un polo de poder, no así en un mundo monopolar.
 

Posteriormente, Europa va evolucionando hacia el multilateralismo, una versión más sofisticada pero en la misma línea: evitar el predominio de EEUU al no regirse según el poder de cada país sino las razones. Imagino que de ahí el nobel a Obama.

¿Cuál es el problema? Cada país tiene derecho a ambicionar poder y control de su destino, eso es un objetivo razonable y es aceptable que Europa busque su hueco, pero habrá que estar atento a los errores al llevarlo a cabo.

El primer problema está la ausencia del criterio ético.

Es algo similar al que relato en “Equidistancia y prejuicios”. Igual que criticamos al equidistante por hacer un hacer análisis en los que trata por igual al  manipulador que a su víctima, cuando se promueve la multipolaridad o el multilateralismo debe restringirse a los países que están dispuestos a colaborar entre si. En general no se puede equiparar a las democracias con quien las combate, con regimenes agresivos. 

Es inmoral apoyar a tiranos contra democracias. Quizá aquí podamos recordar el apoyo europeo a Arafat, la protección de terroristas de ETA en Bélgica... 

Aunque muchas veces sea difícil concretar esta valoración de un gobierno como “agresivo” o “tirano”, nunca se debe dejar de intentarlo.






Un segundo problema es la confusión entre el derecho a ambicionar un mundo multipolar/multilateral y la demonización de la opción monopolar. Si Europa quiere ser un poder mundial tiene todo el derecho a intentarlo, pero no a erosionar a un poder dominante que es democrático. Se puede desear un mundo basado en razones en vez de en fuerza pero, dado que es una utopía que nunca se ha llevado a la práctica, no se puede exigir como un derecho inalienable en la práctica.


Además, en general, la competición jugando a la contra suele ser destructiva. Quien quiera competir con EEUU… que lo haga mejorando, no deteriorando a los americanos y sembrando el caos en medio mundo.

Se suele utilizar para esta descalificación una forma de distorsión que yo denomino el voluntarismo: elevar las expectativas más allá de lo razonable, lo que lleva a equiparar a agresores y agredidos. Si todos son malos… ya no hay que preocuparse de la faceta ética y, en la práctica, se elige bando según el propio interés.

Como con el perfeccionismo, aquí también podríamos decir: lo mejor es enemigo de lo bueno.



El tercer problema tiene que ver con el “cómo”.
La URSS tuvo durante un tiempo cierta aceptación en la Europa antiamericana, como denunció en su día Jean-François Revel.

Celebrar el crecimiento o los éxitos de algunas dictaduras (China, Rusia, Cuba, Irán...) porque eso sirve para erosionar al líder, EEUU, dando más posibilidad de influencia a Europa, es una posición destructiva y falta de los mínimos escrúpulos exigibles.
 

Bloquear la acción de EEUU en Oriente Medio o premiar a Obama por una versión del multilateralismo que ha dejado desprotegido al mundo es terrible. Es como premiar a Baldwin y Chamberlain por no hacer frente a Hitler mientras va devorando países.

Hay cosas que, sencillamente, nunca se deberían hacer.

 El mundo cambia, pero siempre es igual.
Lo que fueron Gran Bretaña, Francia, Alemania o Japón,
lo son ahora EEUU, Europa, Rusia y China.
Y estamos dejando que dictadores militaristas crezcan.
Quizá Europa debería plantearse apoyar a EEUU y prevenirse ante los Obamas


Por último, el cuarto problema, es la inacción general por corrección política. El globalismo y el multilateralismo suponen en la práctica, hoy en día, incorporar a las decisiones tanto a las víctimas como a los tiranos.

Produciéndose la terrible paradoja de que cuando un tirano quiere, agrede. Puesto que no se siente realmente comprometido con el multilateralismo. Pero cuando hay que defender al agredido, la decisión es bloqueada por la falta de consenso… ante una toma de decisión en la que participan el agresor y sus aliados.


El caso de Venezuela sería paradigmático. La ONU puede denunciar los abusos de la dictadura, pero jamás conseguirá el consenso para ayudar a su población y defenderla, los aliados del agresor lo impedirían. O el de Ucrania, Rusia puede a la vez invadir el país y bloquear la respuesta de la ONU.


Se necesita otro tipo de globalismo/multilateralismo que incorpore el algo distinto. Que esté formado por democracias y no pueda ser vetado por las tiranías y sus aliados. Una OND (Organización de las Naciones Democráticas) en vez de ONU. Con vocación de ONU pero sin aceptar a quien expande la agresión, sin repetir la falta de defensa de las democracias que nos llevó en su día a la 2ª GM.


La vocación de multilateralismo no puede convertirse en un prejuicio que impida tomar decisiones cuando no se llega a acuerdo. Igual que el deseo de paz no debió convertir la preparación para la guerra en algo maldito en los años previos a la 2ª GM. 

Quién quiera la paz, debe prepararse para la guerra.
Quién quiera multilateralismo, debe estar dispuesto a desarrollar acciones unilaterales.



 

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Nota: Lo he titulado "¿otro error de las democracias?" ya que en su día escribí: "Europa: Dos errores y una carencia. Antiamericanismo, multiculturalismo y límite de mandatos"


jueves, 4 de octubre de 2018

Astérix en Cataluña - quién es quién


El nacionalismo es una emociología: una ideología que no se basa en razones, que es sólo manipulación emocional.

Una forma de hacerse con el poder dividiendo y enfrentando a la sociedad, para luego liderar uno de los bandos. Una ideología que engancha emocionalmente por su supremacismo ¿quien no desea sentirse un elegido?



 

El nacionalismo ha vivido desde siempre de los intereses enfrentados de PP y PSOE. En concreto, alimentado por un PSOE está dispuesto a ayudarle en su enfrentamiento contra el PP.

           PP:                 - ¡Traidores!      

           Nacionalistas:  - ¡Franquistas!
           PSOE-PSC:        (je, je...)




El nacionalismo, localmente, utiliza el poder que le proporciona el apoyo del PSOE
para sembrar sus prejuicios anti-España y arrinconar políticamente a todo aquellos catalanes que no sean afines al nacionalismo. Para marcar el territorio.

Los dirigentes socialistas, en especial los del PSC y PSE, se han convertido en unos experimentados manipuladores emocionales, en gestores de prejuicios. Repartidores de carnets de buenos y malos en una lucha entre el nacionalismo y el Estado.

Y los seguidores nacionalistas se han acostumbrado a ser localmente dominantes, no aceptar la crítica y conseguir lo que quieren mediante el victimismo. Un nacionalismo consentido que no acepta un no por respuesta.


 

Así que el PSOE va dosificando las cesiones. Aparentando firmeza frente al nacionalismo (155) pero facilitando en la práctica que se mantenga vivo y dominante en su zona (Estatuto, nación de naciones...), sabedor de que cuando lo necesite recibirá a cambio su apoyo.

Entre los últimas entregas:
  - transferencia de competencias,
  - cobertura mediática,
  - permisividad con los incumplimientos de la ley,
  - reafirmación de sus distorsiones (nación de naciones, victimismo 1-O...)
  - promoción de las lenguas locales en Navarra, Valencia, Baleares... ¡incluso Asturias!
  - ...



Por eso el problema parece irresoluble. Lo difícil no es responder al nacionalismo, lo difícil es conseguir que el PSOE deje de colaborar con él.


No hay 155 que apague un fuego si a la vez se le está alimentando. Ni sería necesario un 155 si no se le alimentase, ya que:
  Como ideología es un sinsentido (liberarse se una inexistente opresión),
  la aplicación una pesadez (aprender una lengua nueva...)
  e implica un derroche en gastos innecesarios.

Si el PSOE no le diese cobertura, la solución es fácil con la poción mágica:

En una marmita con el caldo base de un diagnóstico compartido entre PP y PSOE:
- desactivar los mitos supremacistas, falsedades victimistas y demás distorsiones;

- dejar de promocionar lo que se utiliza para diferenciar (lenguas locales...)
- una pizca de esa publicidad positiva que tanto necesita una España descalificada durante décadas; 💝
- una ramita de explicación de los valores democráticos reales (respeto a la ley, derechos de las minorías, neutralidad del espacio público y ausencia de adoctrinamiento...);
- y, mucha, mucha atención para no caer en la insana permisividad, que es la principal causa de que la situación se haya deteriorado tanto.



Es difícil el PSOE cambie después de 40 años de estrategia filonacionalista, pero imagino que no imposible. El propio PSOE se mostró internamente dividido entre los partidarios de aliarse con el nacionalismo, que lidera el PSC, y el resto, que no lo comparte pero tampoco está unido en contra.

Se vio una posibilidad cuando Susana Díaz aspiró a liderar el PSOE ¿fue quizá el momento en que más cerca hemos estado de enfilar hacia la solución? 

Una solución que erradicaría esa cizaña y permitiría a los catalanes disfrutar de nuevo de la reconciliación.
Así como la Transición no fue una revancha de los rojos sobre los azules sino el fin de una cizaña de rojos y azules, desmontar el nacionalismo obligatorio sería una auténtica 2ª Transición para Cataluña y para España en general. Liberaría esta vez de los prejuicios y las presiones antidemocráticas nacionalistas.

O, en versión local, una fiesta en la que todas las banderas puedan estar presentes... sin exclusiones ni fobias y dentro de la ley.





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P,S.1: Nota de actualidad (octubre 2018):


- Torra es líder como consecuencia del desvarío del Procés de CiU, pero no está sabiendo jugar el papel de líder manipulador. Así que se queda en mero agitador de emociones, en aficionado exaltado.

Lo último de Torra, en el aniversario del 1-O, ha sido lanzar a sus seguidores (CDR) contra su policía (Mossos), y tratar luego de tapar la chapuza con un ultimátum al Gobierno... un ultimátum que ni siquiera ha concretado ni acordado con sus socios.
Tan desastroso que, más que al líder cizañero Perfectus Detritus, recuerda al pirata Barbarroja.



P.S.2: Nota de actualidad (noviembre 2018) Como queriendo confirmar mi parodia, los líderes del Procés inician una huelga de hambre como forma de presión contra el Tribunal Constitucional.

Sànchez y Turull inician una huelga de hambre indefinida contra el bloqueo del Constitucional



Como dije al inicio: el nacionalismo es una emociología: una ideología que no se basa en razones, que es sólo manipulación emocional.


¡Qué oportunidad perdida para los Monthy Phyton!




P.S.3: Un par de enlaces sobre la importancia del papel de PSOE y PP (diciembre 2018).

De cómo el PSOE alimenta el nacionalismo con un interesado doble juego. 
No en vano a Zapatero le aupó Maragall (PSC) tras el pacto de Tinell y a Sánchez, Iceta (PSC), tras la moción de censura. Un juego de todos contra el PP.


Y de cómo la solución más sencilla al problema nacionalista vendría de la mano de apoyar al PP en Cataluña, País Vasco... allí donde el nacionalismo sea un problema. Ya que si el nacionalismo resulta ventajoso para el PP, el verdadero adversario del PSOE, este dejará de apoyarlo.



P.S.4: (10 enero 2019) Modificado para adaptar mejor a la realidad el símil de la cizaña. El enfrentamiento es entre nacionalistas y el PP, que representa al Estado. Y el PSOE-PSC es quien alimenta la cizaña entre ellos, a veces mostrándose contrario al nacionalismo, pero siempre impidiendo que las medidas que tome el PP sean efectivas. Si el PP intenta defender la libertad de lengua, el PSOE propone blindar la imposición. Si el PP pretende defender el uso de la bandera de España, el PSOE dice que el PP se quiere apropiar de ella. Si... 


P.S.5: (10 enero 2019) Versión corta en mi otro blog, Política de garaje:



P.S.6: (5 abril 2019) Un análisis que incluye a Europa, a Francia y Alemania. Y que creo ayuda a entender mucho mejor la posición del PSC y Zapatero / Sánchez.




Y en general la posición de Europa en los distintos conflictos del mundo (Venezuela, Palestina, Irak, Ucrania...) 


 Un mundo peligroso

P.S.7: (13 abril 2019)  Quizá no sea solo que el PSOE esté apoyado por algo que podríamos denominar como eje franco-alemán. Quizá esté incluso dominado...