martes, 24 de julio de 2018

Casado vs Soraya (2ª parte)


 El PP ha soportado durante los últimos siete años una doble erosión. Una derivada de sus propias carencias en el mensaje y otra por un linchamiento demagógico desde los medios de comunicación de la derecha.


Uno un problema de discurso, el otro de circunstancia.

El problema de mensaje se ha reproducido con claridad en la campaña de Soraya. Y es fácil analizarlo comparando los dos discursos del último Congreso. 
Un problema con dos vertientes, tanto de falta de claridad de ideas como de carencia.


Falta de claridad de ideas

No se puede combatir el populismo y al mismo tiempo basar la campaña en que los compromisarios están para representar a los militantes y que ya han hablado y se debe sencillamente obedecer su mandato. Este es en realidad un mensaje de tintes populistas, tipo democracia directa (no muy distinta del derecho a decidir) ¿La función de los profesionales de la política es seguir lo que diga el pueblo o guiarlo? ¿La voluntad popular debería prevalecer sobre la reglamentación, sobre la ley?

 Este tipo de confusión se puede intuir también en el tratamiento de la mujer. Si bien es cierto que, en el discurso del Congreso, Soraya no manejó erróneamente la idea, sí hubo algunos malos mensajes durante la campaña previa. Mensajes tipo “Ahora una mujer” traen de nuevo referencias hacia una variante populista del feminismo que deriva hacia la lucha de géneros en vez de hacia la igualdad de derechos. No olvidemos que populismo es separar a la población en grupos y enfrentarlos.

¿Conclusión?
El mensaje de Soraya resulta confuso. Parece contagiado en su esencia por aquello en cuya oposición se define el PP. El PP es la defensa de la libertad frente a la interesada manipulación populista. No así el de Pablo, cuyo mensaje no cae en estos vicios.


Carencia de ideas

El otro problema en el discurso del PP de estos últimos años, y que de nuevo se reproducía en el discurso de Soraya, es el de la falta enunciado de ideas que defender. 

Baste comparar con el discurso de Pablo:
El PP como partido de la libertad individual.
De la vida y la familia (conciliación y no a eutanasia y evitando acciones unilaterales y frentistas como la que Zapatero realizó con el aborto, es decir un mensaje basado en el realismo, el acuerdo y la tolerancia).
Claro frente a la corrupción (medidas vs linchamientos, seguridad vs demagogia.
Que sabe qué necesitan hoy las víctimas del terrorismo (toca participar en la lucha por el relato, defender el Espíritu de Ermua).
Por una España plural pero única (este mensaje sí lo incluyó Soraya, casi el único).
Que entiende y defiende la interculturalidad (perfecta utilización frente al populista “multiculturalismo”).
Dispuesto a entrar en la importante cuestión de las lenguas locales (defensa de la libertad frente a su imposición) … 

Es decir, el PP al fin entra en los temas que se discuten hoy día. Sin mantenerse ajeno, observando desde la altura, mientras permanece centrado en la gestión. 


La circunstancia

Queda por último la circunstancia. Y aquí quizá la realidad sea un tanto injusta, pero la figura de Soraya ha personificado para algunos sectores de la derecha lo que durante los últimos años han rechazado. Representa, por lo tanto, un cierto obstáculo en esta hora en la que el partido buscará recuperarlos con un nuevo discurso.
De ahí que su aportación al partido quizá sea más eficaz en posiciones no muy cara al público. A una nueva claridad de discurso es conveniente que le acompañe la claridad de imagen.



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 Discurso Soraya Sáenz de Santamaría



Discurso Pablo Casado




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