El verdadero motivo por el cual ha caído el gobierno Rajoy, es el de siempre: el complejo equilibrio de intereses que rodea al nacionalismo. Que ha favorecido, de nuevo, una conjunción de todos contra el PP, como en 2004 (con Tinell entonces).
La corrupción ha sido la excusa que nadie se atreve a cuestionar, pero todos saben que se exagera utilitariamente ('jauría' reconoce hoy… quien lo fue cuando ésta atacaba al PP).
Los nacionalistas, conocedores de este equilibrio perenne, iniciaron el absurdo del Procés según vieron llegar al PP al gobierno (2012). Sabían que tarde o temprano el Gobierno tendría que responder a la provocación (¿qué país podría aceptar una DUI?) y que el resto de partidos, mal que bien, se unirían a ellos en el desgaste al PP.
Y así ha sido. A pesar de que el buen hacer de Rajoy, con su respuesta asertiva (firmeza no agresiva), ha dificultado mucho esta colaboración ‘todos contra el PP’. De hecho, CiU ha pagado la apuesta con su descomposición como partido al alargarse en exceso el envite.
Tan bien llevada estaba la respuesta del Gobierno, que PSOE y Cs han tenido que apoyarle formalmente. Y el PNV ha preferido no oponerse abiertamente. Pero el esquema habitual seguía ahí.
Cs y los medios de la derecha han aprovechado su respuesta asertiva para erosionar al PP como partido. ¿Acaso las prisas de Cs no aparecen tras comprobar que la jugada está funcionando en Cataluña? ¿Que están consiguiendo hacerse con el voto del PP?
Y el PSOE ¿acaso no ha aprovechado la asfixia que sentían los partidos nacionalistas ante la firmeza educada y democrática del Gobierno para ganárselos gratis contra el PP?
Es decir, el desafío antidemocrático nacionalista ha vuelto a tener rendimiento para todos. Ha servido para echar entre todos al partido que estaba enfrentándose al nacionalismo y repartirse los despojos de ese poder. Los nacionalistas podrán a apretar en su imposición de la lengua local para marcar su territorio, la izquierda gana el gobierno y los medios de derecha y Cs han reivindicado su fuerza erosionando al PP.
¿Gobernaría hoy el PSOE de no ser por el Procés? Es claro que no.
¿Habría subido Cs como ha subido en la intención de voto de no ser por el Procés? Es evidente que no.
Lo que nos lleva a la pregunta siguiente:
¿Cuándo se podrá hacer frente eficazmente al nacionalismo opresivo (porque lo es para los no nacionalistas que viven en zona nacionalista)? Cuando este esquema de todos contra el PP deje de funcionar. No antes. Es así de sencillo.
Deconstruyendo el nacionalismo
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El Procés: la trama al desnudo
Nacionalismo manipulador y respuesta asertiva
Esencialismo, la distorsión de la derecha
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