Cuando Gabriel Rufián dice que para que Puigdemont y el resto no fueran perseguidos bastaría con que se afiliasen al PP... no pretende manifestar una idea racional, sino afianzar un prejuicio anti-PP y anti-España.
Es puro juego, lo que llaman posverdad, algo que mola como molaba de niños el juego de encadenar palabras:
Monja monjamonjamon ¡Jamón!
Políticos presos políticospresospolíticos ¡Presos políticos!
por eso cuando se le responde que hay políticos del PP en la cárcel, se hace ver la incoherencia de lo anterior, desmontando la distorsión, pero nada más. No es una buena comparación.
Juegos emocionales aparte, hay tres situaciones que habitualmente son confundidas:
- Presos políticos, como la oposición en Venezuela. Son políticos a los que se impide expresarse o actuar por ser contrarios al partido o dirigente dominante. Es obviamente antidemocrático ya que impide la competición entre partidos que está en la base de la democracia.
- Políticos presos por un delito no político, como es el caso de los políticos son detenidos por delinquir en su beneficio personal o de partido.
- Políticos presos por delitos políticos, este sería el caso de Puigdemont y compañía. Su delito es llevar a la práctica unas ideas políticas antidemocráticas, que no respetan los derechos de la oposición, de las minorías... que no respetan las reglas democráticas. En realidad sus actos son similares a los de Maduro, que atenta contra la oposición; no a los de los presos políticos, que sufren indefensión frente a quien se salta la ley.
Como es fácil de entender, los últimos son los peores. Los primeros defienden la democracia, los segundos ensucian la democracia trampeando, pero los últimos atacan la esencia de la democracia.
Es puro juego, lo que llaman posverdad, algo que mola como molaba de niños el juego de encadenar palabras:
Monja monjamonjamon ¡Jamón!
Políticos presos políticospresospolíticos ¡Presos políticos!
por eso cuando se le responde que hay políticos del PP en la cárcel, se hace ver la incoherencia de lo anterior, desmontando la distorsión, pero nada más. No es una buena comparación.
Juegos emocionales aparte, hay tres situaciones que habitualmente son confundidas:
- Presos políticos, como la oposición en Venezuela. Son políticos a los que se impide expresarse o actuar por ser contrarios al partido o dirigente dominante. Es obviamente antidemocrático ya que impide la competición entre partidos que está en la base de la democracia.
- Políticos presos por un delito no político, como es el caso de los políticos son detenidos por delinquir en su beneficio personal o de partido.
- Políticos presos por delitos políticos, este sería el caso de Puigdemont y compañía. Su delito es llevar a la práctica unas ideas políticas antidemocráticas, que no respetan los derechos de la oposición, de las minorías... que no respetan las reglas democráticas. En realidad sus actos son similares a los de Maduro, que atenta contra la oposición; no a los de los presos políticos, que sufren indefensión frente a quien se salta la ley.
Como es fácil de entender, los últimos son los peores. Los primeros defienden la democracia, los segundos ensucian la democracia trampeando, pero los últimos atacan la esencia de la democracia.
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