domingo, 27 de noviembre de 2016

Los errores de los constitucionalistas


El viernes pasado asistí a un debate en el Círculo de Bellas Artes de Madrid bajo el título de El nacionalismo y el populismo.

Moderado por el periodista Vicente Ferrer, se presentaron argumentos contra el nacionalismo desde el mundo de la cultura (Arcadi y Boadella), los partidos (Ibarra, Pagazaurtundua, Semper y Maneiro), los medios de comunicación (Juan Fernández-Miranda, de ABC) y el movimiento cívico Libres e Iguales (Cayetana Álvarez de Toledo).

Antes que nada me gustaría agradecer a su organizadora, Carolina Punset, el evento y el buen objetivo con que se convocó: ofrecer un ámbito de colaboración frente al nacionalismo por encima de siglas y colores políticos.   

Dicho lo cual, intentaré explicar por qué salí defraudado, desanimado y enfadado. No obstante, como saben quienes me leen, tiendo a optimista. Así que también encontré un lado positivo: creo haber entendido un poco mejor cuáles son los errores que hacen que su lucha contra los nacionalismos y los populismos no tenga la eficacia deseada.



Error de diagnóstico

Salí defraudado, en primer lugar, porque no oí nada nuevo, nada distinto de lo que ya decía Basta Ya! allá por el 2000, cuando meritoriamente se articuló por primera vez la crítica política al nacionalismo. Eché de menos un desarrollo, una evolución de estos conceptos. Yo sí he matizado o evolucionado en mi punto de vista.

Se sigue tratando al nacionalismo como una ideología, cuestionándolo como modelo racional por basarse en presupuestos falsos y como modelo político por sus nefastas consecuencias sociales. No faltó la tristemente frecuente comparación con el nazismo.

Yo creo que este planteamiento no es completo ni práctico. Destapa algunas verdades silenciadas y supone una crítica imprescindible, pero no puede convertirse en el planteamiento táctico ni extremarse hasta perder realismo.

Mi planteamiento, que cuento en este blog (1), es que el nacionalismo y el populismo son hoy día mayormente lo mismo: manipulación emocional cotidiana. Han ido reduciendo el componente racional (teoría ideológica) para convertirse en movimientos que consiguen la adhesión emocional, aprovechando la creciente presencia de los medios de comunicación en nuestras vidas.

Somos mejores, nos atacan, nos desprecian, venimos de un pasado milenario, apuntamos a un futuro idílico, nos roban, no nos aportan nada, nuestra comida es mejor, les vamos a ganar... todo esto no son ideas, son estimuladores de emociones. Y por tanto, insensibles al desmontaje racional de la ideología. Incluso, cuando la argumentación se extrema con exageraciones o agresividad, puede retroalimentarlos como potenciador emocional: ¡veis como nos atacan!.



Error táctico

Volviendo al debate, el desánimo llegó cuando los propios participantes reconocen que desmontar sus mentiras no sirve de nada. Que Borrell hasta ha escrito un libro detallándolo y argumentándolo, sin gran efecto.

Y es cierto, las emociones no se mueven fácilmente con razones. Está bien tener referentes que nos saquen de las falsedades y sostengan un discurso realista y limpio, pero no es suficiente.

Como decía el famoso libro de Allen Carr: dejar de fumar es fácil, si sabes cómo. Si fumas por propaganda, hazte propaganda contraria. No te conformes con desmontar la teoría general, no apeles a la voluntad y al esfuerzo de la gente, hay que desmontar los actos concretos de manipulación. Hay que realizar un goteo publicitario en contra igual al que ellos realizan, pero desmontando la distorsión y ofreciendo un sustituto emocional positivo.

Evitar la denuncia generalista, que predispone en contra al parroquiano defensor de sus colores, y centrase en el hecho concreto: " destapar cuál es la manipulación, sus consecuencias y ofrecer otra opción más apetecible".  A ser posible, ofrecer argumentos emocionales opuestos. Por ejemplo:

 - Al decir que nos roban se predispone a unos españoles contra otros cuando se vive mejor sin enfrentamiento.
  - Afirmar que separados del resto de españoles seríamos más ricos porque somos mejores es una fantasía sin apoyo empírico, algo que luego trae frustración ¡sigamos prosperando como progresa el mundo, gracias a la integración y la colaboración!

Argumentos que jueguen en su terreno, el emocional, no solo en el racional. 


Error de contagio: esencialismo

Por último llegó el enfado. Ibarra lo mostró cuando vio que se centraba la crítica en el PSOE. Y yo lo sentí cuando Cayetana cerró el debate criticando duramente a todos: PP, PSOE, Cs... todos eran ¿impuros? ¿traidores?

Es el error del perfeccionismo, el esencialismo. Cualquier desviación respecto de lo que uno considera justo y necesario se denuncia como si fuera el todo esencial. No hubo una sola mención positiva a las fuerzas constitucionalistas.

Como ejemplo, de Aznar se resaltó únicamente que entregó competencias a las CC.AA. y destituyó a Vidal-Cuadras, no debió hacer nada positivo frente al nacionalismo.

De esta forma, el PSOE es sólo los males de Zapatero, no lo positivo de Nicolás Redondo; el peligro actual del PSC o el PSE, no la resistencia de Susana Díaz. El PP de Mariano Rajoy es la inacción frente a la afrenta, no el fin de ETA o las nulas cesiones al nacionalismo. (2)

El esencialismo es al final una distorsión cognitiva que, al igual que lo que se quiere combatir, deriva en manipulación emocional. Extrema, siembra cizaña y ofusca el sentido común.

"Quien no ataque en el campo de batalla será considerado traidor" parece querer decir. No hay hueco para la contención, la retirada táctica, la colaboración con distintos...

Tuvimos un ejemplo de esto en el propio debate. Pagaza y Semper, como buenos políticos en activo, mantuvieron un discurso positivo y de templanza. Y Pagaza se acabó sintiendo obligada a endurecerlo ante la sugerencia de que estaba haciendo bueno un posible nacionalismo moderado. Para que extremase y radicalizase el mensaje, para que errase (a mi modo de ver) y entrase en una lucha de bando. Justo lo que hacen los populismos.



Corolario: qué hacer

Sería conveniente reforzar dos líneas:

1- Colaboración de fondo, evitando formar un bloque opuesto pero similar en las formas al nacionalista. Evitar la tentación de combatir una distorsión con otra distorsión opuesta, evitar tanto acercarse a los populistas como fomentar un frentismo esencialista.

Reconociendo y apoyando lo mucho de bueno que hay en los partidos, en vez de escarbar obsesivamente en lo negativo para hacernos fuertes en su rechazo. Lo negativo se descubre y se denuncia, pero la colaboración solo es eficaz si persigue un objetivo constructivo. Puede hacerse, por ejemplo:

       - en el PSOE, apoyando a los muchos que trabajan por la renuncia al discurso populista, como los ejemplos de Nicolás Redondo, Ibarra, Fernández, Susana Díaz...;

      - en el PP, apoyando a los muchos que optan por la racionalidad y la mesura, evitando esencialismos y exclusiones, como los ejemplos de Sémper, Maroto, Rajoy...

No hace falta centrarse en nombrar a quienes desde los dos partidos empujan en sentido contrario. Busquemos los buenos modelos. (3)



 2- Multiplicar el trabajo de menudeo, desmontando y contrarrestando las constantes manipulaciones emocionales nacionalistas.

Muy poca gente deja de fumar sólo por comprender racionalmente que es negativo. Es mejor el método de Allen Carr: cada vez que pienses que fumar es grato, recuérdate a ti mismo: es tan grato como quitarse cada día unos zapatos que te aprietan, pero más agradable e inteligente es cambiarlos por un calzado confortable.

Cada vez que un dirigente nacionalista dice "España nos roba", el PSOE y el PP deberían responder resaltando que "ese mensaje intenta movilizar enfrentando a la ciudadanía, lo deseable es vivir en concordia". El agradable sentimiento de ser “de los buenos” y “de los nuestros” que vende el nacionalismo es sólo la droga que calma el malestar que genera su propia adicción. Mejor déjalo.




Y en general, como despedida, mantener la novedosa línea de acción de gobierno iniciada por Rajoy: mano de hierro en guante de seda. Ningún agravio al nacionalismo y ninguna cesión al nacionalismo, ni pequeña ni grande. Si se sale del sistema, la ley que lo castiga. Si respeta el sistema, la ley que lo premia. Y las contrapartidas que se le den a cambio de colaboración, de interés general, nunca contra el interés general.


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 (1) Otras entradas del blog relacionadas con el enfoque del populismo como manipulación emocional
"Religión, ideología y populismo, el enfoque clínico" 
"Populismo, modos de empleo" 
"Populismo, democracia directa y destrucción de la democracia" 
"Los enemigos emocionales de la democracia" 

 (2) Otras entradas del blog relacionadas con logros frente al nacionalismo no valorados suficientemente
"El fin de ETA" 
"27-S Nada se ha roto en las elecciones Kinder" 
"Del Pacto del Majestic al día de hoy" 

 (3) Otras entradas del blog relacionadas con la posición de los partidos frente al populismo
"Isabel y Fernando, Mariano y Susana" 
"Las aventuras de Sánchez y Mas, parecidos y diferencias" 
"El PSC, motor de la deriva populista del PSOE" 


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 Nota 1 (28 Nov 2016) Algunos ejemplos ilustrativos:

 + Hemos pasado por una fase de peligro con la lucha por el liderazgo en el PSOE. Con Sánchez intentando hacerse con el control mediante una deriva populista-nacionalista, a lo Artur Mas ¿Se ha avisado desde el constitucionalismo? ¿Se ha analizado? ¿Se ha apoyado al sector anti-nacionalista del PSOE?
Al menos yo no lo he visto con claridad
"Las aventuras de Sánchez y Mas, parecidos y diferencias"
"Isabel y Fernando, Mariano y Susana"
"El PSC, motor de la deriva populista del PSOE" 

 + Con el proceso catalán se ha producido un pulso entre los partidos nacionalistas y el gobierno español. Con una contraposición de discurso (provocador el nacionalista, sosegado y firme el gobierno), aplicación judicial, competición en apoyos internacionales... Afortunadamente lo ha ganado el gobierno pero ¿han apoyado el 9-N y el 27-S los constitucionalistas?
Al menos yo no lo he visto con claridad. 
"27-S Nada se ha roto en las elecciones Kinder" 
"El último sostén del nacionalismo antidemocrático" 

 + El nacionalismo, tan europeo, tiene semejanzas con dos de los males de Europa. Las estrategias "anti", el anti-España es bastante similar al anti-EE.UU y el multiculturalismo, con su segregación por grupos. ¿Se ha tratado por parte de los constitucionalistas?
Al menos yo no lo he visto.
"Europa: Dos errores y una carencia. Antiamericanismo, multiculturalismo y límite de mandatos"
"Nacionalismo y multiculturalismo. Por qué es perjudicial." 
"Estrategias anti"

 + ¿Para cuando una lista desbrozando los distintos elementos de la manipulación emocional nacionalista? Un análisis desde un enfoque psicológico/sociológico.

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