En España sufrimos principalmente tres grandes emociologías. Tres construcciones de prejuicios manipuladores interesadamente desplegados para conseguir un objetivo político.
A juzgar por los objetivos, parecen desplegadas desde Francia y/o Alemania, ya que casan con sus estrategias de control de la UE, favorecer el despliegue de sus empresas y competición con EEUU en el mundo.
Y están desplegadas utilizando el control de las empresas de medios de comunicación. Herramientas que desde la dirección pueden ser orientadas hacia un fin sin necesidad de imponerlo explícitamente: decidiendo qué periodistas se contratan y cuáles no y qué línea de opinión da lugar a ascensos y qué actos provocan el despido.
Estas tres emociologías son:
- El bloque nacionalista: nacionalismo, filonacionalismo y antinacionalismo.
- El guerracivilismo: de izquierda y de derecha.
- El antiamericanismo.
El bloque nacionalista, lo he analizado en: Deconstruyendo el nacionalismo. Básicamente busca la división y enfrentamiento de los españoles por territorios. Ahí se encuadran tanto los prejuicios que despliegan los partidos nacionalistas como la permisividad con estos de los partidos filonacionalistas (favoreciendo la imposición lingüística, el adoctrinamiento mediático y educativo, el marcado del territorio con simbología antiespañola...) o la reacción antinacionalista cultivando prejuicios opuestos (boicot a productos de estos territorios...)
El objetivo último creo que es evidente. Si se quiere controlar la UE conviene que esta esté formada por pequeños países sin relevancia política antes que por países grandes con capacidad de influencia.
El guerracivilismo es el divide y vencerás. Consiste en separar a los españoles en dos bandos irreconciliables: derecha e izquierda, azules y rojos. Se despliega principalmente a través de dos engaños:
1- Revivir agravios: aquí se encuadraría la memoria histórica, las infinitas películas sobre la Guerra Civil, el constante traer a Franco a la actualidad política... y también con el recuerdo permanente desde algunos medios de la derecha de las brutalidades de la izquierda en la Guerra Civil (Paracuellos...) o en otros países (Venezuela, Cuba...). Por ponerlo con un ejemplo gráfico, esta trampa la despliegan tanto La Sexta como Intereconomía, al alimón.
2- Los cordones sanitarios: Ahí se encuadran Tinell, el "no es no" de Sánchez, el veto a Vox, la expulsión de Cs de las manifestaciones feministas o LGBT... y también la inclusión del veto a los partidos nacionalistas en el Pacto por las Libertades o la pretensión de veto a Bildu o a los partidos golpistas. Se trata de formalizar y oficializar una supuesta división irreconciliable. Y es una aberración democrática, ya que transforma el rechazo a las malas prácticas, algo saludable, en rechazo a unos partidos y sectores de la sociedad, algo perverso. Es una distorsión del saludable rechazo a las malas prácticas.
Esta emociología de enfrentamiento tiene como objetivo impedir la reacción mientras se promueve la división física de España a través de los nacionalismos. E imagino que, una vez hubiesen conseguido dividirla, dejarían de promocionarla, ya no tendría función práctica.
El antiamericanismo no afecta mucho a los españoles pero se promueve de todas formas para garantizar una política exterior acorde a los intereses de esa enfermiza UE de corte colonial. Quede claro, el problema no es la UE, una buena opción para el mundo actual, el problema es lo que algunos están queriendo hacer de la UE: su cortijo particular.
Este prejuicio hace que veamos con buenos ojos que se apoye a las dictaduras de Cuba, Venezuela o Nicaragua frente a EEUU. A una Palestina dirigida por terroristas frente a un Israel democrático que sin duda podrá ser criticado por aprovechar para su expansión, pero al que no hay justificación para que sea demonizado. A la expansión económica de la dictadura China frente a EEUU. Que erosiona cualquier acción exterior de EEUU (Iraq, Afganistán, Siria...)
Puede parecer inocuo, pero tiene mucha importancia. En la política mundial los malos solo crecen cuando los buenos lo facilitan. A Lenin le abrió las puertas Alemania, a Hitler le facilitó su ascenso la estrategia de apaciguamiento de Francia y Reino Unido. Ambas historias acabaron en burtales guerras y genocidios. Y el mundo es hoy cada vez más peligroso, aunque no nos guste prestar atención a este hecho.