Al tratar de explicar el concepto de las emociologías, encuentro frecuentemente la siguiente objeción: sí, es cierto que en política se juega con las emociones y los prejuicios, pero siempre ha sido así, realmente no añade nada nuevo.
Esto es como decir que las manzanas se caen por su propio peso, que siempre lo hemos sabido. Es cierto, pero gracias a la teoría de fuerzas de Newton sabemos que las manzanas no caen por sí mismas, sino porque la tierra tira de ellas. Newton no descubre una realidad distinta. Sino que aporta un enfoque distinto de la realidad basado en el concepto de fuerza.
El concepto de las emociologías, salvando las distancias, pretende algo similar: ampliar el enfoque con que contemplamos la política añadiendo al tradicional concepto de ideología el juego de la influencia emocional para explicar cómo consiguen los dirigentes políticos la adhesión de sus seguidores.
Esta teoría no pretende decir que ahora se haga política de manera distinta que en el pasado. Sino que eso que la humanidad lleva siglos haciendo se puede analizar de una manera distinta.
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Básicamente, para explicar cómo consiguen seguidores los dirigentes políticos, tendríamos tres modelos de análisis. Con tres etapas históricas que pueden servir para caracterizarlos (en el fondo, los políticos siempre han hecho lo mismo, pero lo argumentan de forma distinta según el modo de análisis de su época, su manera de entender la realidad):
1- El modelo de la fe, característico de la Edad Media, cuando se consideraba que mejor (o quizá única) la forma de compactar los grupos sociales era en torno creencias religiosas. De esta forma, quienes querían hacerse fuertes ganando adhesiones, se asociaban a una religión, presentándose como sus representantes. De ahí el catolicismo de la unificación ibérica e imperial de los Reyes Católicos, el anglicanismo instrumental de Enrique VIII frente a la autoridad del papa, o las corrientes protestantes del norte de Europa en su lucha contra el imperio español.
2- El modelo de la razón. Con el racionalismo, allá por los siglos XVII y XVIII, se ensalza la razón frente a la fe. Los políticos empiezan a utilizar una nueva herramienta para cohesionar sus apoyos: las ideologías, basadas en explicaciones racionales del mundo, sustituyen a las religiones como elemento de captación de seguidores. Su función política y su modo de uso son los mismos: el mismo adoctrinamiento, la misma intolerancia frente a los distintos, la misma manipulación de la sociedad para que siga al líder.
3- El modelo de las emociones, correspondiente a la etapa actual. Falta aun una buena denominación que la caracterice. Yo denominaría la etapa de las emociologías. O de la posverdad. En la actualidad cuestionamos las ideologías como el racionalismo las religiones y fiamos la cohesión a la adhesión emocional, sin casi apelar la razón o la fe. Da igual el contenido real de las supuestas ideologías (aun las llamamos así, aunque ya no se defienden con razones, son ya emociologías puras sin casi disimulo), lo importante es si "molan", si nos generan buenas sensaciones, si nos hacen sentir de los buenos o de los nuestros. De ahí la aparición del afortunado término de posverdad, que interpreto como la aceptación de algo con independencia de que sea racional o real:
El modelo de las emociologías explica como se establecen corrientes de afinidad emocional a través de distorsiones cognitivas que se propagan a la sociedad principalmente a través de los medios de comunicación. Que luego inundan toda la vida social. Educación, ocio, cultura... todo se ve impregnado de los prejuicios que lanzan quienes manejan las distintas emociologías. Pensemos en los colegios nacionalistas o en el humor del programa de El Intermedio, ejemplos de manipulación emocional partidista. El mismo adoctrinamiento de siempre y la misma intolerancia hacia quien se oponga, ahora a través de la llamada corrección política (1).
(1 ) Inicialmente consideré la corrección política como una emociología, pero creo que no es una buena opción. La corrección es más bien el mecanismo de imposición de unos determinados prejuicios, de las emociologías. La forma en la que se presiona a la sociedad para que no se aparte de ellos, para que acepte su imposición sin atreverse a cuestionarlos. Volverlos inopinables, como gusta denominarlo un amigo mío. La corrección política sería una forma de agresión emocional a quien cuestione los prejuicios dominantes, sean estos del color político que sean, de la emociología que sea.
Es decir, con estos tres modelos históricos no hablamos de maneras distintas de hacer política. En el en fondo en todas las épocas se ha utilizado la misma manipulación emocional. Sino tan solo de tres maneras de entender en qué consiste esta estrategia. Todas las épocas incluyen el despliegue de prejuicios (adoctrinamiento) y su imposición, agrediendo a quien no se adhiera (intolerancia). Lo que cambia es la manera de entender lo que se está haciendo.
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Creo que con esto ya he explicado qué pretendo modelar con la teoría de las emociologías. Veamos ahora para qué sirve.
La teoría de las emociologías se basa en que los dirigentes manipuladores (no todos lo son ni de la misma forma, existe una diferencia entre propaganda populista, publicidad y juego limpio) lanzan prejuicios a la sociedad para manipularla.
Da igual cuál sea el prejuicio, lo que importa es su componente manipulador.
Si la realidad se enfoca de esta forma, permite avanzar en el análisis al hacernos las preguntas adecuadas. Así, por ejemplo, permite descubrir:
1- Cuáles son las emociologías desplegadas: yo aquí propongo realizar un mapa de grupos de prejuicios, lo que Susan Blackmore denominaría un memeplex y yo llamo emociologías. De las agrupaciones de prejuicios en una especie de cuerpo doctrinal. (Véase por ejemplo en enlace: Mapa de emociologías- Que incluye una definición de las emociologías nacionalista, secesionista, filonacionalista, antinacionalista, antisistema...)
2- Diferenciar entre ideas sanas y emociologías. Como ocurre con el multiculturalismo (distorsión que lleva a la formación de colectivos enfrentados) frente al interculturalismo (saludable respeto de las diferencias culturales)
3-Quién promueve estos prejuicios (emociologías) y qué intereses satisface: dado que conocemos cuales son las emociologías en juego, podemos analizar quienes las promueven. Esto facilitará descubrir quienes son los actores.
En mi caso, por ejemplo, me ha servido para identificar al Eje franco-alemán como actor político a partir de las emos que promueve: multiculturalismo, útil para reforzar el islamismo anti-EEUU y el nacionalismo anti-España, multilateralismo, útil para reforzar a las dictaduras anti-EEUU (China, Rusia, Cuba...), antiamericanismo, anticapitalismo, antisionismo, catastrifismo climático... todas estas emociologías están permanentemente presentes en nuestra prensa europea. Si se ponen en relación las emociologías europeas con los actos de los gobiernos de Francia y Alemania (apoyo a Cuba, Palestina...), el nivel de coincidencia es tal que resulta evidente que hay una estrategia detrás cuyo actor político es algo que podríamos llamar Eje franco-alemán.
4- Qué prejuicios y elementos utilizan las emociologías y cómo rechazarlos. Así analizo, por ejemplo, el funcionamiento del nacionalismo en: Resumen #EmoFree de la cuestión catalana. O la importancia de las lenguas como elemento adoctrinador en: Las lenguas como doctrina. Es decir, el concepto de las emociologías dota de herramientas de análisis y facilita establecer el marco de estudio.
5- Tipo de respuesta ante las emociologías. Una vez entendemos para qué se saca un tema en una emociología (tan solo para diferenciar grupos de personas y enfrentarlos, para transformar los ciudadanos en colectivos) podemos enfocar mejor la respuesta. Por ejemplo, si un manipulador pone de actualidad a Franco para dividir la sociedad entre franquistas y antifranquistas, no tiene sentido ponerse a darle vueltas a la Guerra Civil ni recopilar agravios de un bando frente a los del otro. Lo que hay que hacer es denunciar la estrategia manipuladora, ya que el manipulador ha usado el franquismo como podía haber utilizado el carlismo, la guerra de sucesión, la conquista de América o cualquier otro tema, es lo de menos. Es una historia utilizada para manipular, nada más. Por utilizar un símil, da igual que sea una película de vaqueros o de piratas, es solo una historia que busca impactar emocionalmente. Y no conviene ni dejarse manipular (respuesta pasiva) ni enfrentarlo con agresividad, ya que ambas son útiles para el cizañero, que busca dominar (volvernos pasivos, sumisos) sembrando el enfrentamiento (creando un entorno agresivo). La respuesta correcta es la asertiva, denunciar la manipulación (reestructuración cognitiva) y no ceder en absoluto (firmeza). (Emociologías: Tipos de respuesta)
6- Evitar perdernos en la confusión. Los manipuladores atacan a la sociedad con mensajes que a la vez la emocionan y la enredan. Hablan de corrupción exagerando su importancia en los contrincantes y obviándola en sus aliados. Hablan de hechos dolorosos del pasado y sugieren culpas actuales. Imponen su doctrina e inmediatamente acusan a sus contrarios de imponer una doctrina... Su estrategia siempre incluye un tema angustioso y un tratamiento partidista.
Frente a esto es habitual que la sociedad dé vueltas y más vueltas a esos temas. Cuando no es necesario disculparse de una acusación tramposa, basta con entender que el tratamiento es tramposo y exigir planteamientos objetivos antes de seguir con el tema. No se puede acusar de corrupción sin hacer una valoración objetiva de todos casos presentes, no solo los de tu contrincante.
Es decir, si se detecta que lo que está utilizando el contrincante es una emociología, no hay que seguirle el tema, es contraproducente, es dejarse liar.
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Podría seguir añadiendo ventajas que proporciona el enfoque emociológico, pero creo que con esto ya queda clara la idea esencial: la utilidad del modelo de las emociologías.
Ante cualquier problema (revueltas en Chile, ascenso del bolivarianismo, nacionalismo...) no debe faltar el análisis emociológico: estudiar qué emociologías (prejuicios) están implicados, qué medios de comunicación las despliegan, quién manda en esos medios (financiación...) y qué actores políticos se benefician y qué otros actos realizan estos actores.
Y si el análisis da una foto coherente, con muchas coincidencias... es que no son coincidencias. Es que es la estrategia de un grupo manipulador.
Aunque la teoría de las emociologías no permita determinar los responsables últimos (no se pueden inventar, ya que caeríamos en teorías conspirativas) sí se puede valorar lo que se conoce. Por ponerlo con un símil: no permite identificar al culpable último pero sí entender qué se está cometiendo un delito y en que consiste ese delito.
¿Conclusión? El modelo de las emociologías aporta herramientas para mejorar el análisis político y la propuesta de medidas prácticas.
Un par de ejemplos
- de análisis: Resumen de la intriga nacionalista en España
- de propuesta de medidas prácticas: Las emociologías frente a la intriga nacionalista
(nota: tengo pendiente de actualizar la propuesta de solución, dado que ha quedado un poco anticuada tras victoria de Sánchez y su cada vez más explícito acercamiento a Podemos y los nacionalistas)
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P.D.1: (24 nov 2019) Otro ejemplo de uso práctico de las emociologías en el análisis político.