Desde un plano ético, cabe distinguir entre un defecto y un crimen. Los defectos son criticables, pero no más, sin embargo el crimen es inaceptable.
Planteado así, Sánchez (y Rivera) hicieron mal durante la pasada legislatura al tratar como crímenes los más mínimos defectos de sus contrincantes del PP (acá un máster, allá unas cremas, acullá una empresa familiar). Y los españoles, al dejarnos llevar por esas malicias tan cercanas al cotilleo, sufrimos ahora las consecuencias: una fragilidad del sistema que a nadie beneficia y un gobierno que antepone sus intereses e imagen al bien común.
Ahí se podrían encuadrar el máster de Montón o las cuentas de Duque. Exageraciones perfeccionistas que tratan lo que es un defecto como si fuese una inaceptable impureza. Distorsiones.
Pero la distorsión no consiste sólo en acrecentar la importancia de los defectos. Quien todo iguala también aligera lo grave.
Lo que hace hoy Sánchez al mirar hacia otro lado ante los posibles crímenes de su Ministra de Justicia... eso puede ser una mancha realmente inaceptable.
Primero porque se trata de cómo se maneja la ministra Delgado en su propio mundo de la Justicia. No es una cuestión meramente personal o anecdótica.
Pero, sobre todo, lo realmente grave, es que parece que colabora con un extorsionador dando por aceptables sus tramas criminales y ofreciéndole información. No se trata de si muestra buen o mal gusto al llamar a alguien maricón. La cuestión es si informa a un extorsionador de que un juez es homosexual, o de que otros jueces tienen relaciones con menores, para que el extorsionador pueda seguir esas pistas y utilizarlas.
Es decir:
Quienes trataron como crímenes los defectos del Gobierno del PP,
se quejan de que ahora se les aplique a ellos el mismo injusto baremo,
y, ya de paso, intentan hacer pasar como mero defecto lo que es un auténtico crimen.
¿Conclusión?
Es un defecto jugar con los defectos y tratarlos como crímenes, pero es criminal disfrazar de defecto un crimen. Y lo primero abre la puerta a lo segundo.
Muy buen artículo. Sí señor
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegra que le haya gustado.
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