domingo, 5 de agosto de 2018

Buenismo e irresponsabilidad


Como describo en “Emociologías”, hay quienes ven la política no tanto como un servicio público sino como un juego de manipulación de la sociedad para acceder al poder. Siempre dispuestos a romper la sociedad en bandos opuestos para obtener como rédito el liderazgo cerrado en uno de estos grupos.

 



Una forma de manipulación harto conocida en política.
 




Una visión de la política como un “Juego de tronos” que tanto gusta a algunos, que se presentan como bondadosos mientras en realidad despliegan un buenismo polarizador y destructivo. Fácilmente reconocible por estas dos mismas facetas. La ausencia de resultados prácticos e ir acompañado de una agresiva descalificación del contrincante como radicalmente diferente y “malo”.

 

Dando esto por conocido, me gustaría dar un paso más y valorarlo en términos de responsabilidad. O, más bien, puesto que esta estrategia nunca es constructiva, en grados de irresponsabilidad.


Cuando Sánchez, con el acto unilateral y meramente simbólico del Aquarius, incorpora la inmigración a la primera línea de la actualidad política ¿está produciendo algún beneficio global en el tratamiento de este problema tan grave? Creo que es claro que no. Básicamente realiza una exhibición puntual de los buenos sentimientos que adornan a su partido y lo acompaña de repetidas descalificaciones contra el PP, sobre quien lanza la sospecha de xenofobia. Es decir, una estrategia de división de la sociedad buenismo/xenofobia.

Pero hay temas con las que no se debería jugar. Hay temas con los que este tipo de estrategia no sólo no es fea, sino que además es de una tremenda irresponsabilidad.

Como cuando se utiliza con las víctimas del terrorismo, que ahora verán cómo se acerca a criminales que no han rectificado al lugar donde mandan los suyos. Donde recibirán homenajes mientras quienes sufrieron su violencia son arrinconados (como se ha visto hace poco en Alsasua). Disfrazándolo con el ropaje de un buenismo conciliador, se facilitará al nacionalismo más brutal e insensible la realización una demostración de dominio, que marque el territorio.

O con la gente que no consigue salir del paro, que vive de una pensión minúscula o que, en general, se encuentra en una situación económicamente difícil. Que verán cómo se simula una sensibilidad social que se niega al contrincante de derechas para luego, con beneficio partidista de corto plazo, erosionar la economía con impuestos y lastrar el futuro de todos aumentando un déficit/deuda ya inmensos.

Seamos claros, hay muchas otras cosas que se pueden hacer mal desde la política pero que al menos no son tan dramáticas. Como sembrar la discordia promocionando las lenguas locales como enfrentadas al español (con destructivo criterio multiculturalista). Algo de evidente uso político, no una cuestión lingüística o cultural que a casi nadie interesaría.
O arrinconar aún más a los pobres vascos y catalanes no nacionalistas, que ya llevan más de una generación de irrespetuosos y machacones gobiernos nacionalistas. Donde los menores de 40 casi no han conocido otra cosa que una doctrina nacionalista obsesiva.
En general son innumerables los temas con los que enfrentar a la gente y que al menos no son tan dramáticos.


Soy consciente, claro, que artículos como este tan solo pueden servir para que lo entendamos un poco mejor quienes ya vemos la estrategia. Que la respuesta del “y tú más” es demasiado fácil de realizar y funciona a la perfección una vez la sociedad está alineada en bandos izquierda/derecha. Que no servirá para convencer o abrir lo ojos a nadie que no esté previamente convencido.


Así que yo tan sólo recordaría, a quienes quieran pensarlo fríamente, que el anterior gobierno no utilizó la inmigración contra la oposición. No utilizó a los terroristas presos en el debate político. Y, aunque claramente acusó repetidamente a su oposición de malhacer en cuestiones económicas, sus logros son incuestionables en términos de empleo y crecimiento.


Eso mismo le pediría al gobierno actual. El ideal sería que no llevase a cabo estrategias de buenismo que siempre van acompañadas de la descalificación de contrario y ausencia de resultados prácticos. Pero que, si no queda más remedio… al menos tenga una mínima responsabilidad a la hora de elegir con qué temas va a polarizar y enfrentar a la sociedad.


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