domingo, 28 de enero de 2018

Trump y el unilateralismo

(en construcción, bienvenidos comentarios)

Se habla mucho de multilateralismo vs unilatieralismo desde la aparición de Trump. Un ejemplo del último Foro de Davos:
 
Merkel, por su parte, abogó por enfrentar al auge del proteccionismo, "nacionalismos" y "aislacionismos" en diferentes países del mundo a través de la cooperación multilateral, una de las lecciones que se deberían haber aprendido tras la Segunda Guerra Mundial.
La canciller defendió sin matices el multilateralismo ante "egoísmos nacionales", "populismos" y la "atmósfera polarizada" que reina en muchos Estados, entre ellos en EEUU y Alemania.
Para la multilateralidad se precisa "paciencia", recordó Merkel, y sostuvo que "el proteccionismo no es la respuesta adecuada" a los problemas del sistema mundial.

También el presidente francés criticó a los partidos nacionalistas que ven como única solución el aislacionismo, y pidió más cooperación internacional, multilateralismo y más diplomacia para luchar contra los grandes problemas del mundo, como el terrorismo o los conflictos con Irán y con Corea del Norte
"Vamos a rediseñar nuestra estrategia (europea) de aquí a diez años. Tenemos una responsabilidad frente a China y Estados Unidos", afirmó Macron

Dicen: "Nunca la humanidad ha vivido con tanto progreso y con menos violencia. La paradoja es que en este contexto Estados Unidos haya elegido a un presidente que es un emisario de la utopía regresiva y que representa un riesgo"
 
Y parece ser un lugar común el considerar al actual presidente de EE.UU. una especie de piedra en el camino. Un mero obstáculo en la natural evolución hacia un mundo más equilibrado y global.
Un ejemplo de hoy: El País: Hector Aguilar Camin: Trump en un mundo mejor

Nunca la humanidad ha vivido con tanto progreso y con menos violencia. La paradoja es que en este contexto Estados Unidos haya elegido a un presidente que es un emisario de la utopía regresiva y que representa un riesgo civilizatorio.


Un planteamiento a mi modo de ver un tanto roussoniano, que como es habitual lleva demonizar a quienes no lo comparten. Considerar incuestionable la maldad de Trump es ya corrección política.



Así que, contracorriente, me plantearé si las dos premisas anteriores son ciertas:

¿Es cierto que lo opuesto al multilateralismo son egoismos nacionales, populismos y la atmósfera polarizada? 

¿Es real que en el momento de aparición de Trump estuviésemos mejor que nunca?

Empezaré por la segunda pregunta.

Con Obama las dictaduras en Centroamérica crecieron; no sólo Cuba no se ha democratizado, sino que de su mano Venezuela entra en el club. Rusia retoma sus viejas prácticas de expansión violenta; invade Crimea y el este de Ucrania o arrasa Siria. El ISIS domina parte de Irak, Afganistan... y el resto de países de la zona no sólo no reaccionan al islamización dictatorial, sino que se apunta alguno más como Turquía. China y su Corea de Norte se vuelven cada día más poderosos y amenazantes...

Ese es el mundo real en el que aparece Trump. No es un mundo ideal, con buenas perspectivas y que anime a seguir sin cambios.


Esto me lleva directamente a la primera pregunta. Si para frenar una deriva de apariencia destructiva no se consiguen apoyos ¿no es aceptable tomar medidas unilaterales?


No voy a valorar la política de Trump, algo demasiado complejo y a lo que no se pueden ver resultados aún. Ni mucho menos a él personalmente, cosa que no me incumbe y sólo sirve para confundir.

Pero sí me planteo una cuestión de método. Creo que para valorar a Trump conviene:
 - tener clara la situación de partida
 - diferenciar entre:
   + cuestiones personales

   + formas sociales
   + objetivos buscados
   + medios empleados
 

Y tener en cuenta en todo momento que apelar a un mundo de colaboración (multilateral) es saludable. Pero es un objetivo, no un medio.

No tiene sentido afear el tomar decisiones unilaterales cuando el multilateralismo está siendo aprovechado por los peores para salirse con la suya. Un sano multilateralismo es lo que se consigue cuando todos asumen que con malas artes no obtienen más réditos.


No puedo evitar recordar algo que ya me planteé hace tiempo. Que el buenismo y el sometimiento a lo políticamente correcto tienen más riesgos de lo que parece. 


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