jueves, 10 de noviembre de 2016

Populismo, modos de empleo


Antes que nada, concretar que considero el populismo una forma de manejar a las masas (el “pueblo” o la “gente”) a través de la manipulación sus emociones más simples y eficaces (ver "Religión, ideología y populismo, el enfoque clínico").

 

La victoria de Trump en las elecciones de EE. UU. y los ejemplos registrados últimamente en España y otros países europeos muestran que el populismo puede operar de distintas maneras en los partidos políticos:

1- Populismo de campaña: la demagogia populista utilizada interesadamente para conseguir un fin inmediato. Dura lo que dura la campaña. Tiene el peligro, como el dopaje en el deporte, de que si uno lo utiliza, todos los demás lo necesitarán también para poder competir. Se crea un clima enfermizo que facilita la proliferación de populismos de todo signo.

2- Populismo de partido: si una campaña de propaganda populista se mantiene durante años, el partido y sus seguidores acaban asumiéndola como una verdad. Se vuelven "creyentes". Es, por ejemplo, el caso de los nacionalismos españoles. Es una variante más peligrosa, ya que, aparte del daño al sistema, no hace saltar inicialmente las alarmas internas del partido, pero puede ser aprovechado por un líder para desestabilizar totalmente el partido y sus seguidores. Lo que llamo "Conductores al abismo". Un ejemplo sería "la aventura de Artur Mas".

3- Populismo patológico: un líder político puede padecer una verdadera perturbación mental que le provoque distorsiones paranoicas, de agresividad o lo que fuere, y contagiar con ellas a otros seguidores e incluso a las masas. Quizá Hitler perteneciese a este tipo. Obviamente, pueden ser las más peligrosas, ya que el propio líder está totalmente descontrolado, pero también las menos probables.



Dado que todos los políticos utilizan en alguna medida recursos populistas para atraer y fidelizar al votante, tal vez la línea divisoria se encuentre entre emplearlos como aderezo publicitario sin perder el respeto al otro y a la realidad o convertirlos en núcleo ideológico y seña de identidad.

¿Mi propuesta para combatirlo?  Favorecer prácticas de "higiene emocional" que descubran y desactiven las manipulaciones emocionales en tertulias, periódicos y televisiones, discursos de los políticos... La pedagogía democrática no es suficiente. 



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Nota 2: (13 Nov 2016) Movimiento populista, masas e higiene emocional

Se me ocurre una posible secuencia.
Que un populismo de campaña, concebido como algo puntual y utilitario, devenga en el tiempo en un populismo de partido. Y es que a veces cuando una acción produce resultados se repite hasta convertirse en hábito.
Que el populismo de partido, con sus mantras respetidos machaconamente, generen en la sociedad un movimiento populista. Una unificación de voluntades, de emociones. Algo siempre peligroso, las sociedades se convierten en masas cuando se unifican las voluntades.
Que en una sociedad "masificada", de emociones unificadas, sea posible el ascenso de un líder enfermizo que las conduzca al abismo.

Imagino que es una secuencia obvia. Lo que ya no lo es tanto es ¿por qué si esto es obvio no hay ningún mecanismo de prevención frente a esta unificación? Ese mecanismo sería lo que yo llamo higiene emocional.

Y no veo inviable implementar algún tipo de control, de higiene emocional. En realidad las herramientas de manipulación son bastantes básicas y repetitivas:
 - Un cuento básico (con 4 elementos: buenos, malos, un mundo ideal y un peligro terrible)
 - la repetición de mantras de alto contenido emocional
 - el halago 
 - la sustitución del argumento por el eslogan
 - Etiquetación destruciva de sus contrincantes, demonización
 ... la distorsión de la realidad que siempre acompaña a una manipulación emocional.
 

  


Nota 1: (11 Nov 2016) Populismos que se realimentan.
He leído un artículo interesante: David SarIas: Se acabó el Trumpismo
Dice entre otras cosas:
"Trump, como Reagan, inició su vida política como demócrata y procede de un estado (Nueva York, en lugar de California) tradicionalmente demócrata y progresista. Como The Gipper, Trump ha construido su victoria apoyándose en una coalición electoral que rompe las barreras de afiliación política tradicional. La base del Trumpismo es la alianza entre el populismo de Bernie Sanders expresado por Michael Moore en Bowling for Columbine y el populismo del Tea Party representado por Sarah Palin, Rush Limbaugh y el histrionismo de Fox News."  

No entiendo realmente qué quiere decir con "alianza". Pero sin duda ambos populismos se justifican mutuamente. Como en una escalada de violencia la agresividad de uno está justificada como defensa a la del otro, con la demagogia ocurre lo mismo. La demagogia de izquierda y derecha se realimentan facilitando una escalada.  
El populismo de Trump habría tenido cabida como reacción al populismo de los "sofisticados y sensibles" de los demócratas.

En la entrada "El espejo de Rajoy" está relacionada con esto. Rajoy, al no practicar demagogia ni facilitar salidas por una puerta falsa, deja en evidencia a quien basa sus posición en una fantasía demagógica.

Sostes hoy muestra un buen ejemplo de lo que me refiero:
Toda una muestra de populismo reactivo
Puedo compartir gran parte de los motivos de su reacción, como puede verse en:

Pero temo que no es el camino.
El verdadero peligro asociado a Trump no es lo que él haga. Es que esté contribuyendo a una realimentación de populismos. A una escalada que lleva ya décadas en marcha.
  
  
 

6 comentarios:

  1. Es el mundo de los feriantes: vendedores de crecepelo vs. vendedores del bálsamo de Fierabrás

    Los que compran uno no saben distinguir el camelo de lo que están comprando pero son muy sesudos y dogmáticos denunciando a los que venden y compran el otro producto. Los minusvaloran, dicen que son paletos o unos pijos... Eso sí, el suyo es producto de la patria o de la cultura.

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    1. Sí, es habitual ver a gente de izquierdas avisando del peligro de los populismos de Trump, Le Pen...

      O a gente de derechas denunciando el populismo de Podemos mientras se radicalizan en el propio.

      Los juegos de buenos y malos son cautivadores. Producen satisfacción emocional. Enganchan.

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  2. "¿Mi propuesta para combatirlo? Favorecer prácticas de "higiene emocional" que descubran y desactiven las manipulaciones emocionales en tertulias, periódicos y televisiones, discursos de los políticos... La pedagogía democrática no es suficiente."

    Pide usted mucho. Don Carlos, creo que cuando se habla de populismo y masas, lo primero de lo que hay que hablar y diagnosticar son las Masas.

    Las Masas son un conjunto mentalmente enfermo y por ello diagnosticable en cada caso, y manipulable. Da igual la salud mental de cada elemento ( individuo) del conjunto. El individuo se tiene que cosificar para estar cómodo y representado en ese conjunto. Y un conjunto que se cosifica voluntariamente presenta una patología seria.

    Y habría que ver en cada caso dos cosas, entendiendo y aceptando que la Masa funciona, como los Mercados, a demanda del consumidor. Y en esa demanda está el quid de la cuestión.

    Una demanda natural en la medida que es intrinsica al ser humano y por ello a la masa, o una demanda inducida por la publicidad política, que crea una necesidad que sólo el que la inventa, provoca o vende, puede satisfacerla.

    En Occidente, afortunadamente, las masas no tiene demandas naturales. Desde la Segunda Mundial las cosas han ido a mejor, y sólo ahora, en los últimos años, la cosa se ha jodido un poco si nos comparamos con los últimas décadas en cuanto a progresión, y más si observamos el pequeño retroceso que hemos dado respecto a los últimos años. Seguimos siendo los que mejor vivimos en el Mundo en cuando a necesidades naturales cubiertas:Hambre, sed, frio, calor, etc.

    Ahora las Masas funcionan y demandan “necesidades creadas” por grupos de poder que incluyen en su conjunto poder de prensa, de económia y de política. El grupo que mejor sabe Crear necesidades* y garantizar su satisfación es el que se lleva el gato al agua.

    La Masa don Carlos. La masa es el problema. Los Poderes se dirigen al pueblo; pero ellos saben que para tener éxito tienen que tratar al pueblo como Masa en el peor sentido que pueda tener la palabra.

    * Lo de las necesidades creadas por el Poder es un tema interesantísimo de que se podrían escribir cientos de folios.

    Fulano de Mileto

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    1. Hola Don Fulano de Mileto,

      Comparto la idea de que las masas se vuelven adictas a la demagogia. Se acostumbran a su particular botella de populismo.

      Y también comparto la idea de las necesidades creadas, interesadamente creadas.

      Pero yo no aspiro a tanto como regenerar las masas. De hecho no nos veo tan mal. Aun creo que somos mucho más sociedad que masa.

      Yo me conformo con proponer una mejora. Promover unas prácticas de higiene emocional en tertulias, medios, discursos de políticos y demás para ir mejorando la situación. Eso es todo. Medidas de mejora. Este es un tema que, como la psicología en general, anda aun en pañales.

      Un saludo cordial desde mi chalupa,

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  3. JAjja. Don Carlos, pues tan o más difícil es lo de la "higiene emocional".
    Aceptemos pues, que a la Humanidad le gusta de vez en cuando tirarse por el precipicio.

    ¿Qué no nos pille!

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    1. Sí, Don Fulano, yo suelo considerar la botella medio llena (¡más cerca de la vacuna contra el populismo!) pero es igual de cierto que está medio vacía (estamos infectados de populismo hasta las orejas).

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