La estrategia actual de Puigdemont, colocando en la presidencia de la Generalidad a un racista explícito, es desesperada. Un absurdo que sólo tiene premio si consigue una reacción emocional por parte del Gobierno. Una respuesta desproporcionada que él pueda aprovechar.
Un regalo que Rajoy no le dará, ha resistido demasiadas provocaciones para que ahora dudemos que hará: mantendrá la firmeza de la ley con la serenidad de quien sabe que tiene la razón y que las prisas son mala estrategia. Sabe que el partido acabará cayendo de su lado.
Será así por mucho que Rivera y Losantos presionen. Paradójicamente, jugando del lado de Puigdemont.
Se le ven prisas ahora que la aprobación de los presupuestos favorece alargar la legislatura y el Procés ya boquea, con la propia ERC queriendo recobrar la normalidad institucional.
Sí, para completar la paradoja, es probable que de alguna forma Rajoy acabe contando con cierto apoyo de ERC, que sufre en silencio este sinsentido en su contra. ERC quiso hacerse con el electorado de CiU arrastrándolo al secesionismo del Procés y ahora Puigdemont le devuelve la pelota haciendo al electorado de ERC cómplice del nacionalismo más tradicional y étnico.
ERC quería aprovechar lo obtenido en el Procés con un gobierno práctico y la expansión de su base social hacia la izquierda (ganarse a Podemos y su electorado...) y Puigdemont lo torpedea; Hasta Colau acabará enarbolando la bandera de España si Torra sigue adelante.
Así que empieza a oler a fin de temporada. La serie del nacionalismo catalán seguirá pero, igual que pasó con Mas, se acaban los episodios de Puigdemont. ¿Quizá con unas nuevas elecciones en el episodio de cierre? Puede.
Así que fantaseemos. ¿Tocará retomar la otra serie de moda, la del Gobierno de España? ¿Veremos a Rivera intentando tomar el cielo por asalto en la temporada entrante?
Una sensación intensa de déjà vu, de repetición.
Un regalo que Rajoy no le dará, ha resistido demasiadas provocaciones para que ahora dudemos que hará: mantendrá la firmeza de la ley con la serenidad de quien sabe que tiene la razón y que las prisas son mala estrategia. Sabe que el partido acabará cayendo de su lado.
Será así por mucho que Rivera y Losantos presionen. Paradójicamente, jugando del lado de Puigdemont.
Se le ven prisas ahora que la aprobación de los presupuestos favorece alargar la legislatura y el Procés ya boquea, con la propia ERC queriendo recobrar la normalidad institucional.
Sí, para completar la paradoja, es probable que de alguna forma Rajoy acabe contando con cierto apoyo de ERC, que sufre en silencio este sinsentido en su contra. ERC quiso hacerse con el electorado de CiU arrastrándolo al secesionismo del Procés y ahora Puigdemont le devuelve la pelota haciendo al electorado de ERC cómplice del nacionalismo más tradicional y étnico.
ERC quería aprovechar lo obtenido en el Procés con un gobierno práctico y la expansión de su base social hacia la izquierda (ganarse a Podemos y su electorado...) y Puigdemont lo torpedea; Hasta Colau acabará enarbolando la bandera de España si Torra sigue adelante.
Así que empieza a oler a fin de temporada. La serie del nacionalismo catalán seguirá pero, igual que pasó con Mas, se acaban los episodios de Puigdemont. ¿Quizá con unas nuevas elecciones en el episodio de cierre? Puede.
Así que fantaseemos. ¿Tocará retomar la otra serie de moda, la del Gobierno de España? ¿Veremos a Rivera intentando tomar el cielo por asalto en la temporada entrante?
Una sensación intensa de déjà vu, de repetición.
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P.D.1 (16 mayo 2018) Como cuento en el mapa de emociologías, no es lo mismo el nacionalismo de CiU (y derivados), de corte étnico:
que el secesionismo de ERC, más reivindicativo, tipo Robin Hood luchando por el pueblo oprimido:
Y no digamos el antisistema de la CUP
Que las tres emociologías permitan coincidir en su ataque a España no quiere decir que sean iguales, ni siquiera que no sean opuestos entre si en muchos de sus otros prejuicios.
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