lunes, 15 de mayo de 2017

Deconstruyendo el nacionalismo


El nacionalismo, como casi todos los movimientos emocionales, tiene una base propagandística, de discurso. Los planteamientos no siguen a la realidad sino a la inversa. Los discursos se fabrican para generar emociones que movilicen a la sociedad, la historia se recrea a medida y en el objetivo siempre  aparece el enfrentamiento. Es lo que llamo una emociología



Es decir, no hay discurso nacionalista porque haya un problema social sino que hay nacionalistas porque se despliegan discursos nacionalistas, con prejuicios supremacistas.



Hasta aquí la parte de la emoción.
Estos discursos frentistas no se despliegan por emoción sino por intereses prácticos. Los partidos y medios de comunicación consiguen su fuerza (voto, audiencia e influencia) según su capacidad de aglutinar y movilizar voluntades. Y las emociologías sirven para eso.



Una vez establecida la característica del problema, vayamos a la posible respuesta. La manera más sana y eficaz para reconducir la deriva autodestructiva (proceso en Cataluña, pero también se siembran emociologías  nacionalistas en Baleares, Valencia o Navarra, País Vasco..,) es, resulta obvio, evitar el despliegue de estos discursos frentistas. Y puesto que se despliegan por interés, el camino más sencillo es desincentivarlos. No hay que buscar tanto el tratamiento del virus (reformas del Estado, equilibrios presupuestarios...) como evitar higiénicamente su propagación.


Hemos de analizar entonces en qué consiste el interés de partidos y medios.
 
Empecemos por el componente más básico, el inicial: el nacionalismo.
El despliegue de esta emociología interesa a los partidos nacionalistas por motivos obvios, es su fuente de voto frente a los grandes partidos de implantación nacional (PP, PSOE y ahora también Podemos y Cs). E interesa por tanto también a sus medios asociados: privados (Deia, Vanguardia) y, sobre todo, públicos (TV3, EITB...)
Lo único que modera el interés de los nacionalistas en desplegar su discurso es la aparición de los partidos secesionistas. Como se vio en País Vasco tras el Plan Ibarretxe, cuando el PNV pudo perder el poder por el crecimiento de Bildu. O como se ve ahora con CiU y ERC.

La emociología nacionalista se podría caracterizar así:

 Secesionistas. Surgen a partir del nacionalismo, desarrollando sus implicaciones hasta el extremo. A día de hoy no parece que haya nada que limite su interés en desplegarlo al máximo.



Filonacionalistas. Es una emociología de interés y formulación más compleja ya que se ha de desplegar tanto en las zonas nacionalistas como en el resto de España. Tiene un cierto origen histórico en la alianza de nacionalistas e izquierda en la Guerra Civil y posterior dictadura. Pero en la Transición alcanza su grado de colaboración máximo permitiendo:

 - A los nacionalistas gobernar prácticamente sin oposición al arrinconar al PP y contar como oposición con un PSOE complaciente;

 - Al PSOE gobernar en España ya que el PP se encontraba con un "techo" al desaparecer en Cataluña y País Vasco (más de un 20% del censo, creo recordar)



Este equilibrio de apoyos, que funcionó bastante eficazmente durante las legislaturas de Felipe González, se empezó a fracturar con la unión de todos los medios de la derecha contra el PSOE, que dio lugar a la primera legislatura de Aznar (en minoría). 
En ese momento, el apoyo parlamentario de los nacionalistas al PP a cambio de generosas concesiones rompió la ententé PSOE-nacionalistas. Los nacionalistas seguían gobernando y se olvidaban del PSOE.

La primera legislatura de Aznar sembró la semilla de cambios muy importantes:

 - La aparición de un discurso contra el nacionalismo obligatorio dentro de la izquierda (Basta Ya, Ciudadanos primera parte, el intento de gobierno Mayor-Redondo...)

 - La reacción en el PSOE frente a la deslealtad nacionalista (Maragall devolvió el golpe a CiU accediendo a gobierno de la Generalidad junto con ERC y la colaboración PSE-Bildu intentó lo mismo tras el Plan Ibarretxe). El PSOE vino a decir, si los nacionalistas dan cancha al PP yo no les garantizo el gobierno autonómico. (el pacto de Tinell probablemente fue un intento fallido de volver a la situación anterior de todos contra el PP)

 - El fortalecimiento de un discurso antinacionalista, también distorsionado y frentista, también emociológico.


Antinacionalistas. Aznar, siguiendo la lógica de que una distorsión se corrige con una distorsión de signo contrario, potencia con éxito el despliegue de un discurso antinacionalista. Consigue movilizar grandes manifestaciones en toda España y las campañas de boicot se ponen de moda. Los medios de comunicación que se unieron para desbancar a Felipe González se apuntan a esta bandera y es un componente importante del origen de la mayoría absoluta en la segunda legislatura de Aznar. 

Pero en este momento (inicio 2ª legislatura Aznar) se produce un cambio estratégico en la política de medios del PP. Intenta establecer un gran medio propio (grupo Planeta) a semejanza de lo que era Prisa para el PSOE. Y da lugar, entre otras consecuencias, a que el discurso antinacionalista empiece a navegar por libre, sustentado por los medios que han quedado desdeñados (El Mundo, Intereconomía, LD...). Y muchas veces apoyándose en el nacionalismo para realizar una escaladas emocionales de mutuo interés. (los extremos no sé si se tocan, pero sin duda se realimentan)




Bueno, dejo la narrativa de lo que ha sido, que puede volverse infinita si uno se adentra en los detalles. Lo importante es tener claro cuales son los equilibrios de intereses hoy día:

 - Secesionistas y sus medios: potenciar nacionalismo al máximo

 - Nacionalistas y sus medios: mantener nacionalismo pero sin extremar para no alimentar peligrosamente a los secesionistas (como está pasando con ERC)  

 - PSOE y sus medios: se mantienen en un equilibrio no resuelto por cuestiones de liderazgo interno del partido. Oscilan entre continuar con el discurso y estrategia filonacionalista, dando cancha al nacionalismo para arrinconar al PP , o renunciar a él y evitar el peligro de deriva populista que puede dejarle en manos de Podemos como CiU ha quedado en manos de ERC. (en realidad prima la de promoción interna, lo que denomino: conductor al abismo)

 - Podemos y sus medios: Se apoyan abiertamente en el filonacionalismo, haciéndose gracias a esto con una parte del electorado tradicional del PSOE en las comunidades con nacionalismo.

 -  PP y sus medios: Así como el PSOE sufre un equilibrio de fuerzas por el poder del partido, en el entorno de la derecha hay un equilibrio por el poder mediático. Y los medios que fueron arrinconados intentan hacerse con el electorado del PP propagando un discurso antinacionalista muy frentista y por lo tanto con fuerte enganche emocional. Un discurso que lanzan contra la dirección del PP, a la que acusan, grosso modo, de traidora y cobarde.


¿Conclusión? El nacionalismo encuentra su hueco principalmente por los equilibrios internos no resueltos tanto en el PSOE como en el entorno mediático del PP.


¿Propuesta? Ambos equilibrios se verían resueltos favorablemente con un crecimiento del PP en las comunidades con nacionalismo. Para el PSOE el filinacionalismo dejaría de tener interés práctico y sí una penalización. Para los medios de la derecha el antinacionalismo habría fracasado como estrategia y buscarían otras maneras de erosionar al PP (liberalismo, populismo de derechas...)







Si nos quedase claro que el crecimiento del PP en las comunidades con nacionalismo es un objetivo estratégico a día de hoy, gran parte de las campañas de los medios de derecha anti-PP quedarían desactivadas. Y tanto la rivalidad PP-PSOE como la PP-medios se derivaría a otros terrenos.  

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